viernes, 6 de abril de 2012

RECUERDOS DE SULLANA 013


**Cuando estaba en primaria en el colegio "Santa Rosa" de los hermanos maristas, me trasladaba en la movilidad del colegio, tanto de ida como de vuelta. Esta movilidad era un ómnibus de color plomo muy largo ( los sullaneros decimos larguisisisisí...simo). Ya en la secundaria decidimos con mamá que yo podía ir tranquilamente a pie y además se ahorraba el monto de la movilidad para otras necesidades más urgentes. Claramente recuerdo al chofer y al Secretario del Colegio que iba cuidando a todos los niños. Me he olvidado el nombre del chofer pero si recuerdo que el secretario se apellidaba Celi. Debo decir en su honor que el chofer era muy cuidadoso para manejar y ninguna vez tuvimos un percance que lamentar. Y el secretario siempre cuidaba la disciplina en el ómnibus de la mejor manera, era enérgico pero sin exagerar. Bien por los dos.
**Recuerdo que en la Plaza de Armas de mi ciudad natal habían unos frondosos árboles de tamarindo y, mis amigos y yo con piedritas tratábamos de derribar algunas vainas para, a continuación, dar rienda suelta a uno de los placeres carnales más exóticos que sólo los habitantes del trópico pueden comprender, chupar la fruta del tamarindo que con su sabor agridulce provocaba muecas, rictus y placer. Y la adicción se manifestaba cuando, de tanto comer tamarindo, el paladar se inflamaba y se cuarteaba. Después pasaban hasta tres días para recuperar el paladar, mientras tanto se sufría para comer. Pero bien valía el sacrificio.
**Recuerdo el aroma del guayabo, la exquisitez incomparable de su fruta y las peripecias para conseguirla. La parte de atrás de la casa de mi querida abuelina materna Pepita, colindaba en ángulo recto con la parte de atrás de la casa de la familia Colmenares. Desde allí se divisaba un hermoso guayabo de unos 7 metros de altura con sus tentadoras guayabas amarillas. Nosotros con mis primos trepábamos la pared y con un palo de carrizo con un aditamento de alambre en la punta sustraíamos las guayabas y nos dábamos un atracón. Mi consejo a los lectores es que no deberían morirse sin antes comerse una guayaba. Es una obligación moral. No exagero.
**En otra oportunidad les voy a contar acerca de la primera y única huelga escolar que se desarrolló en mi colegio. Voy a ordenar mis recuerdos para relatarles esta historia que es muy amena.
**También estoy programando hablar de las movilizaciones que se hicieron en Sullana contra SINAMOS el organismo del gobierno militar. Y la toma del colegio Salaverry por sus alumnos con el loco Cruz como principal cabecilla, en la azotea hizo patrullar marcialmente a sus compañeros con fusiles de madera pero con una seriedad que provocaba la falta de respeto de los voyeuristas que estaban apostados abajo y que le decían, Loco baja que tu papá ya está viniendo para sacarte la m...
**Y el recuerdo más conmovedor sucedió una noche de 1973. Yo acababa de ver la serie de Ironside que trataba de un detective discapacitado, y me fui a dormir . Eran las once de la noche y si no recuerdo mal a eso de las 12 y 30 de la noche me despertaron con un, "Alfredito despiértate, Terremoto". Era una palabra que solo había escuchado en las clases de geografia. Salí somnoliento y asustado, y por causa del sismo habían cortado el fluido eléctrico y la ciudad estaba a oscuras. Escuchábamos comentarios del tamaño de, "Guerrón ya nos llama Dios", y oraciones para la gente sin fe de la categoría de, "Aplaca Señor tu ira", que he considerado lo más estúpido sobre la tierra. ( ¿ Es que Dios es un energúmeno, es que a veces no controla su comportamiento y se le sale el indio ? ) Nos pusimos en la puerta de la casa de la calle Lima 584 y veíamos que la gente gritaba y corría a su casa. Yo recuerdo que en la pared del colegio Inmaculada Concepción que estaba al frente de mi casa empezó a aparecerse una grieta que avanzaba de abajo hacia arriba con rectas caprichosas que semejaban zig zags. Nuestra casa era de quincha y en los siguientes días fue declarada inhabitable por Defensa Civil. Es así que nos fuimos a vivir a casa de mi tia Melita por un año. Después nos mudaríamos a la casa de la calle Grau 1033, que fue mi última morada en Sullana. Hablando del terremoto les contaré que casi todo el perímetro de mi colegio se cayó y como el terremoto creo que fue en Diciembre, el año escolar terminó abruptamente.
Con mis amigos tratamos de ir a ayudar a Querecotillo, un distrito a 20 minutos en auto desde Sullana, del cual se tenían las peores noticias, pero no pudimos llegar, la pista estaba tremendamente deteriorada con unas grietas insondables. El centro de Sullana había quedado muy dañado y recuerdo que el local de una zapatería (que vendía zapatos, porque hay otras donde arreglan calzado que también acostumbran llamar zapatería) se derrumbó y habían saqueado la mercadería.
(alfredo guerrón).

No hay comentarios:

Publicar un comentario