miércoles, 29 de febrero de 2012

CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 16:"PROPIEDAD PRIVADA" VALS PERUANO.

EL HIMNO DE LA CONFIEP (CONFEDERACIÓN NACIONAL DE INSTITUCIONES EMPRESARIALES PRIVADAS DEL PERÚ)


CANCIÓN "BANDIDO" DE ALBERTO PLAZA. CANTA EL BLOGGER ALFREDO GUERRÓN.


domingo, 26 de febrero de 2012

CANCIÓN: "TRULY". CANTADA POR EL BLOGGER ALFREDO GUERRÓN.


"NO PENSÉ ENAMORARME OTRA VEZ". CANTA EL BLOGGER ALFREDO GUERRÓN.


CUENTO CORTO: ¡SALUD PARA TODOS¡ DE ALFREDO GUERRÓN.

Alberto recibió la llamada de su amigo Carlos y éste lo invitó a visitar por la tarde a una de sus farmacias, una más de su cadena de establecimientos comerciales dedicados a ese rubro, que poseía en Lima. Conversarían al frío de unos whiskies. Convinieron para las 3 de la tarde. Alberto apagó el televisor, se duchó y se dispuso a salir. Mariella su esposa le preguntó, a dónde vas, y él le dijo la verdad. Salió en su auto, puso un disco compacto de Joaquín Sabina, se escuchó la canción “Más de cien mentiras” y enfiló por varias calles. Lima le pareció distante y aburrida.
Por fin llegó. Se acercó a la farmacia y la vió imponente. Estaba ubicada en el distrito de San Borja, donde moraban personas de clase alta. Lo vió a Carlos y se saludaron efusivamente. Carlos estaba feliz de lo bien que le iba en los negocios y en su vida de casado. Alberto le dijo que tenía su último libro de cuentos en imprenta y que tenía fundadas esperanzas de que le iba a gustar a la gente. Lo invitó a pasar a una oficina de lunas polarizadas que ubicada discretamente en un extremo del ambiente de la farmacia, permitía dominar el escenario y controlar la marcha del negocio. Se sentaron en unas sillas cómodas muy altas frente a una mesa, muy alta también y Carlos sirvió dos whiskies para empezar y presentó unos bocaditos.
En eso Carlos le dice, Alberto, ves a ese viejito que viene hacia acá, es Don Andrés. Entonces Carlos juntó sus manos tiernamente, tratando de atrapar a Dios, y le dijo, yo le pido a Dios que Don Andrés no se muera nunca. Alberto conmovido por la extraña y piadosa confesión, aunque quedaba la duda de etiquetarla además de sarcástica, le preguntó sonriendo, porqué. Y Carlos le comentó, cholo, Don Andrés es un jubilado. Debe ganar al mes unos 900 nuevos soles de Perú (unos 300 dólares). Y lo increíble es que su día de pago, que generalmente está programado dentro de la primera quincena de cada mes, cobra y viene a mi farmacia y gasta el íntegro de su mensualidad en medicamentos para la hipertensión, para el colesterol, vitaminas y para la artrosis. Se queda sin ni un solo centavo.
Alberto, comenzó a entender, ahora sí, el sarcasmo y le dijo, cholo, pero no seas malo, acaso nunca se te ha ocurrido explicarle a Don Andrés que existen medicamentos genéricos que son de igual calidad y de mucho menor costo. Con esa información, el viejito ahorraría y le quedaría dinero para otras necesidades. Carlos le dijo, ya le he dicho hermano, pero no entiende, él dice que lo barato sale caro y que lo último que haría es desacatar una orden médica. Además que no le puedo insistir demasiado porque le puedo caer pesado y puede terminar comprando todo en la farmacia de enfrente. Alberto, le dijo, dirigiendo la mirada a lontananza y soñando ese día, cómo me gustaría tener unos 50 clientes así como Don Andrés, ya no abriría todos los días, sería un trabajo por la puras. Esperaría el día de pago de los gerontes, ese día les invitaría un almuerzo a todo dar y después que me entregaran sus sueldos, ganaría, en un solo día, 5,000 dólares. Tú sabes que mi ganancia es 30 % del total. Además, me ahorraría gastos en personal y otros rubros. ¡ Salud, mi hermano ¡
César, estaba en una zona rural, en el poblado de Cerro Blanco, situado en la carretera hacia Huaraz, una bella ciudad de la sierra norte del Perú. Estaba cumpliendo el SERUMS (el Servicio Urbano Marginal de Salud), que es una obligación para los médicos peruanos. Al graduarse los galenos están obligados a trabajar un año en zonas rurales. El villorrio no tenía calles asfaltadas y apenas tenía 6 manzanas en total, con su Plaza de Armas por supuesto. En el pueblo se había corrido la voz de que la plaza se llamaba así en honor a un hijo de Cerro Blanco, Don Francisco de Armas, quien hace muchos años, inició una travesía a lomo de bestia desde Cerro Blanco hacia Huaraz, para hacer camino al andar, a la cual llegó después de muchos días. Lo trágico es que contrajo una fiebre que después causó su muerte. Y en su homenaje le llamaron a la Plaza del pueblo con su apellido. La verdad es que esa historia nunca se comprobó ni se desmintió. Algunos jovencitos del pueblo que ya estaban estudiando secundaria se mofaban de ese relato y lo llamaban la tomadura de pelo de la historia.
César, era el médico del pueblo y no se merecía ningún respeto de los aldeanos. Él nunca se preguntó porqué, solo se acostumbró a sentir el desprecio cotidiano como una especie de saludo. Él permanecía trabajando de lunes a viernes en la aldea y los sábados iniciaba la travesía, que equivalía a una hazaña, hacia la ciudad de Paramonga para no olvidarse de la civilización. Caminaba dos kilómetros hacia las afueras del pueblo y se sentaba en un murito, a esperar impacientemente el paso de algún auto, camión o camioneta para pedir que lo saquen de ese atolladero. En una ocasión, pasó un camión que llevaba trabajadores de zafra de caña hacia la ciudad. Paró cerca de él, corrió y le pidió al conductor que lo lleve. Le dijo, amigo, soy el médico de Cerro Blanco y quisiera que me lleve, le pagaré. El chofer le dijo que no lo iba a llevar. César, pensó que era broma, y trató de aclarar la solicitud. Le dijo, disculpe, yo no deseo que me lleve en la cabina de pasajeros, que dicho sea de paso estaba vacía, aunque sea lléveme en la tolva de atrás. Y el chofer con todo el placer del mundo le dijo, no lo voy a llevar. César lo miró desconcertado, y ese día certificó el odio de los villanos hacia él o tal vez hacia todos los médicos. Lo volvió a mirar y recordó para siempre esa cara de sevicia con una extraña cicatriz en la frente que le cruzaba como un cauce y que le daba un aspecto de maldad que en ese momento lo graduaba de experto en esos menesteres.
César se lamentó de estar en esa situación. Y pensó, que huevón, yo pude haberme exceptuado de este Servicio de mierda, pero quise venir a servir a mi país y miren el trato que recibo de estos indios hijos de puta. La única esperanza era que el servicio duraba un año y ya le faltaban tres meses.
César esperó tres horas a la vera del camino y finalmente un ingeniero, muy gentilmente, lo llevó en la parte de atrás de una camioneta y tuvo la brillante oportunidad de sentir el frío (más ¿escalofriante?) de su vida provocado por la velocidad, la tolva descubierta y la ausencia de abrigo (apenas tenía puesta una chaqueta blanca de manga corta y muy delgada).
Pasaron los meses y un jueves a las 4 de la tarde, César estaba leyendo una revista en la sala de emergencias del Hospital Rural. Y agradecía la experiencia de haber realizado operaciones como la extirpación de apéndice y alguna cesárea. Con lo cual ya había salvado algunas vidas.
De pronto se escuchó que llegó una moto al pueblo y se estacionó frente al Hospital Rural. Bajó un joven y ayudó a entrar a un señor que caminaba a duras penas. El joven dejó sentado al doliente e ingresó gritando, doctor, doctor, por favor salve a mi padre, tiene un cólico que lo está matando. César le dijo al enfermero que lo traiga en silla de ruedas al paciente y lo coloque en una camilla. Luego se acercó a atenderlo, el paciente se retorcía de dolor y un rictus dominaba su cara y la deformaba. El primer diagnóstico en el que pensó fue apendicitis, que corroboró con un examen físico y con un hemograma. Se dispuso a operarlo cuando vió lo inolvidable, la cara de sevicia con una extraña cicatriz en la frente que le cruzaba como un cauce y que le daba un aspecto de maldad. Y, no pudo evitarlo, se le acercó y le dijo, amigo se acuerda de mí…haga memoria… la vera del camino…su camión…el pedido para que me lleve…y su negativa tajante…Usted tenía la sartén por el mango… El paciente empezó a sudar frío. Míreme bien, se acuerda de mí ¿o no? Usted …¿nunca se puso a pensar en la casa del jabonero?... ¿nunca se puso a pensar en que el mango de la sartén cambiaría de dueño?... ¿no reparó en las vueltas que da la vida, no? …Mírame bien indio de mierda, ahora ¡¡ Yo soy el chofer ¡¡. Yo solo necesitaba que me lleves a la ciudad y ahora tú solo necesitas que yo te salve la vida. Que increíble ¿no?... Y a todo esto …¿qué crees que debo hacer?
Muchachos, si habíamos pensado hacernos millonarios en unos 10 años, les doy un notición, seremos millonarios en apenas 2 años, como lo oyen, 2 años. El Dr. Villarreal, director de la clínica donde trabajaba Javier, apretaba frenéticamente la copa de champagne y desorbitaba los ojos para empezar a explicar a su cuerpo médico el camino corto y cómodo hacia lo más parecido a la felicidad, ser millonarios. Les dijo, muchachos, el laboratorio Tufarm nos vende la azitromicina a 10 dólares cada tableta. Y Dios nos ha puesto en el camino a un empresario farmacéutico hindú que nos ofrece la misma azitromicina a 50 centavos de dólar y me ofrece ponerle un nombre exclusivo de nuestra clínica para que no se confunda con la azitromicina que consumen los piojosos en los centros médicos del estado. Y aquí viene la idea genial que me la ha sugerido nuestro asesor financiero, la azitromicina se la venderemos a los seguros a 10 dólares cada una. Y así desfilarán los otros medicamentos, los antibióticos, los medicamentos para la presión arterial alta, para la diabetes, para el colesterol alto, para el reumatismo, para la osteoporosis. Nos llenaremos de plata.
Muchachos, ¡¡ Salud para Todos ¡¡

CUENTO CORTO: DE LA VERDAD Y OTRAS MENTIRAS. DE ALFREDO GUERRÓN.

Salgo de mi casa a las siete de la mañana. En el ambiente hay una fina garúa y hay un olor a lluvia pero en asfalto, ni siquiera en los jardines de las casas ese olor puede imitar en algo como aroman los campos. Veo al señor de todas las mañanas laborables subir a su 4 x 4 negra, con su gabán oscuro y su mirada inexistente. Sale con su esposa, una hermosa mujer muy joven y sus dos hijos, un varón, el mayor y una nena. Son una familia, definitivamente, condenada a ser feliz como lo son en el presente. Sólo se nota que mira cuando voltea el cuello porque siempre lleva puestos lentes oscuros. Es un señor que vive una vida apacible, que no se mete con nadie. Aparenta haber alcanzado el equilibrio que su vida necesitaba. Un ángulo recto a mi derecha. Llego al pasaje Calder y avanzo, me cruzo con una mujer que aparenta treinta y tantos años, con figura delgada, bien proporcionada, vestida con tenida deportiva y que pasa trotando rumbo a su jardín del edén deportivo, un gran parque situado a 150 metros en línea escalérica. Continúo, después de dos ángulos rectos derecha e izquierda, por una calle con nombre de escultor. Todo mi barrio (no se lo digan a nadie pero los vecinos no desean ni escuchar mencionar la palabreja “barrio”), tiene epónimos de escultores y veo a dos vigilantes uno en su caseta y el otro rondando o atento a la salida de los vecinos en sus autos para ofrecerse con suma diligencia a lo que necesite cada quien. Sale una mujer gorda con una cara de apenas uno o dos amigos (muy pocos) de su casa con un auto Suzuki nuevo. Se le nota segura y feliz. ¿Verdadero o Falso?
Falso. No es mi casa, es el lugar donde vivo. En esos terrenos adquirir una casa valdría muchos dólares que yo no podría pagar. La garúa ¡como jode¡ No tiene nada de parnásica, ensucia los zapatos, provoca resbalones, y demora llegar a la meta. El señor de los lentes oscuros fue un esbirro de la dictadura y tiene una compañía de seguridad. Está lleno de deudas, ostenta lujos y sobretodo está lleno de odios y de pesadillas. Con su propia mano fue (él dice que fue lo suficientemente valiente) autor de varios asesinatos incluidos mujeres y niños, casi todos indígenas de mierda que malogran este país. Además está casi impotente. Ha tenido la suerte de pasar inadvertido porque no hay testigos de sus latrocinios. Su esposa soporta el yugo de un marido violento y ni siquiera cumplidor de los mínimos deberes maritales. Está amedrentada, aterrorizada. Se dedica a su casa. Después de dejar a sus hijos va al gimnasio nuestro de cada día. En el barrio, ir al gimnasio, es la forma obligatoria de rezar. Hace aeróbicos y spinning para relajarse. Su instructor, un gay apolíneo con malla turquesa las alienta y las galantea. Ella se siente extrañamente atraída por él(o ¿por ella?) Cuando se imagina que su instructor la posee se pregunta quién es ella heterosexual o bisexual. ¿Le gustan los hombres o las mujeres? Lo mira descaradamente hacia la zona pudenda y él se pone nervioso. Ella acaba la sesión y se va a los baños y zona de camerinos. Espera ser la última en irse y lo ve ingresar a su instructor a la habitación contigua para cambiarse. Sale, ve que no hay nadie y se mete a verlo. Lo encuentra en truza, se le acerca y lo abraza algo llorosa, le dice que está nerviosa por lo que le pasa en su familia y siente la dureza de los músculos como el mejor afrodisíaco. Se arrodilla le baja la truza y le hace un fellatio como para ganar el Oscar. Cierran la puerta y él (o ¿ella?) la levanta como una pluma contra los casilleros, le abre las piernas, le arranca el calzón y atraviesa esos cálidos campos que nos regala el camino de la perdición. Ahora son dos caníbales queriendo arrancarse a mordiscos los labios, los pezones, son dos enemigos irreconciliables, empujándose con furia para arrancarse hasta la última gota de sus armas en ristre. Finalmente explota la lava y María convulsiona, desorbita sus ojos y se rompe las uñas al clavarlas en el metal de los casilleros. Se separan y se dan cuenta que tienen un gran problema entre manos, un secreto que no es fácil de guardar y menos de explicar. Ahora son una pareja dispareja, difícil de creer, amantes de camerinos. La mujer gorda es una catedrática universitaria, enseña leyes en una universidad particular (a esa universidad le dicen Disneylandia en mi país porque allí están los animales adinerados). Ella es totalmente insegura y para acorazarse se ha investido de seriedad y de un foso de inaccesibilidad para sus alumnos. Y trata de ser feliz pero nunca podrá serlo porque un maldito hijo de puta se burló de ella, le ofreció matrimonio. La felicidad se desbordaba, se iniciaron los preparativos, las despedidas, las envidias surgieron espontáneas y cuando ya las fechas se acortaban, el rufián le pidió prestados diez mil dólares para un negocio dizque de una mano a otra. Ella que vivía arrobada se los dio y solo se quedó, robada para siempre.

Ingreso al parque y lo cruzo, veo a una efigie de la Virgen María y a un coro de ancianas que prenden velas, oran, le piden a Dios que aplaque su ira, y luego inician el rosario a pesar de las inclemencias del tiempo. Veo a un señor mayor de setenta años sentado en una de las bancas y con la mirada perdida tal vez pensando en sus hijos, en sus nietos. Lo acompaña un perrito, que puede ser su mascota. Para llegar a mi primera meta, se cruza conmigo una mujer muy linda, con tenida de sastre, debe trabajar muy cerca aparentemente como secretaria. ¿Verdadero o Falso?
Falso. Las ancianitas son un coro de voces trémulas para la Virgen y ya se han provocado escaras en el pecho y algunas fracturas leves en las costillas de tanto golpearse el pecho. Le piden a su Dios castigador, a su Dios Atila que aplaque su ira porque están ocurriendo temblores en este país y eso no es otra cosa que la prueba de que a Dios se le ha salido el indio y se ha convertido en un energúmeno, un inverecundo de callejón. Y Él nos castiga moviendo las placas dice una senil que ha leído al respecto e intenta una explicación lógica. Y en sus casas las viejitas son la muerte, joden hasta más no poder. A las empleadas domésticas (su maldito prójimo que está frente a sus narices) las tratan peor que a zapatillas. No las dejan descansar, les sirven otra comida para ahorrarse el gasto, les impiden que estudien, se las sirven en bandeja de plata a sus hijos y hasta a sus nietos para que se inicien sexualmente con ellas y luego las botan como a perritas. Pero eso no molesta a su querido Dios Atila, en cambio los pecados del mundo sí lo molestan tremendamente. El señor de setenta años es un jubilado que poco a poco va extraviando los recuerdos. Ahora es un paseador de una mascota que no es de él. Es un rehén de sus hijos. Es el dueño de la casa pero la familia espera que se muera para vender el inmueble y repartirse a cuchillada limpia el dinero. Tiene un buen sueldo de jubilado, y felizmente para él, ese detalle hace que lo adoren por lo menos dos días al mes. Un día antes del día de pago lo bañan, lo peinan, le rasuran la barba y lo embalsaman (ya están practicando) con lociones y perfumes baratos. El día de pago le dan el desayuno que desea y luego lo llevan en taxi a cobrar. Él ve el dinero por apenas unos instantes, su hija mayor se lo pide y le explica que hay muchas cosas por pagar. Claro, si con su sueldo mantiene a casi toda la descendencia de sanguijuelas que viven en su casa. Le preguntan que desea almorzar y le preparan ese deseo mensual. A mediodía almuerza y le dan su juguito de frutas. Él llora de felicidad y cada vez quiere más a su familia.
Y la mujer linda, no trabaja como secretaria, está en un negocio más rentable. Es una de las más requeridas del prostíbulo clandestino A1 que está instalado en una casa de ese barrio bien. En verdad el parroquiano, paga lo que ve y lo excita, piernas bien torneadas, con unos pechos formidables que debe detenerlos un brassiere en una lucha a fuerza bruta. La carne salvaje de los senos trata de salir chúcara e indómita y el brassiere la detiene a duras penas pero lo que no puede es evitar que por encima de sus bordes salgan triunfantes los excesos de los pechos, que Dios nos regala para pecar y para ganarnos el infierno. Su cintura es de avispa con un trasero en cuyas caderas no se pone el sol. Y de cara es hermosa. Los gerentes llegan y solo la quieren a ella. Alguno ya está pensando en redimirla de ese valle de lágrimas y raptarla para sí y ser felices para siempre.

Después de un viaje corto en taxi llego a mi trabajo. Me cruzo con las técnicas en computación, unas chicas muy trabajadoras, con la chica que se encarga del aseo de los ambientes y está asignada a mi piso. Se le ve una chica humilde, diligente y honesta. Yo soy administrativo y luego veo pasar frente a mi oficina a una trabajadora que es una rata de cloaca. Yayita es la más corrupta de toda la institución donde trabajo y ahora se ha reciclado hábilmente y aparece como la abanderada de la integridad moral. Ha sido parte de un andamiaje de robos de dinero de los trabajadores durante muchos años. Y ahora quiere dar clases de moral, ética. Que tal concha. Es una ninfómana, y su vida privada no debería interesarnos, pero se come todo espécimen capaz de dar placer sexual, lo que interesa es que se mueva bien, sin importarle, sexo, edad, credo político o religioso. Y comete sus trapacerías en los recovecos del edificio, en las habitaciones aisladas. Todos saben de sus gemidos y de sus jadeos escandalosos. Ella es amplia, imparcial, y sobretodo pérfida por vocación. Se marquetea muy bien. Hay algunos que creen en su discurso y están lejos de sospechar lo lumpenesca que es. ¿Verdadero o Falso?
Verdadero.
Repasemos lo que he escrito, la vida misma, el presente, nuestros recuerdos ¿son Verdaderos o son Falsos? Todos tenemos un cristal para mirar el color de una situación. Al final las respuestas son personales. Los escritores nos alimentamos de algunas mentiras que vivimos y no vivimos, pero que no hacen daño a otros. Y muchas de las mentiras que dicen de nosotros son verdades.

CUENTO CORTO: SEREMOS POBRES PERO HONRADOS JAMÁS. DE ALFREDO GUERRÓN.

Yo vivo en un país de la puta madre. ¿Cómo dicen que en el Perú no hay oportunidades de surgir? Yo vendía pan y mi esposa vendía emoliente en una carretilla ambulante. Yo me dedico a pisar a mi mujer con saña, le he hecho 8 hijos. Cuando tenía 60 años, un médico se pasó de cojudo conmigo. Yo había llevado en febrero a la consulta a mi hijo más pequeño de 2 añitos. Y me hizo la pregunta estúpida, Don Miguel ¿es su nieto? y lo corregí inmediatamente, no, es mi hijo. Siguió con su “santa inquirición” y me dijo cuántos hijos tiene, yo le contesté, ocho. Y luego me preguntó intrigado ¿cómo hace usted para solventar los gastos de la época escolar? Y yo le dije, doctor, la verdad es que cada uno de mis hijos tiene su padrino y yo se los mando religiosamente en estas épocas a cada uno para que cumplan con sus deberes. Yo no soy ningún huevón, yo elijo padrinos a personalidades sobre todo pudientes. Cada padrino les compra los uniformes y su lista de útiles escolares y eso me soluciona los problemas cada año y por eso yo ya estoy pensando en completar la docena de criaturas. Porque me he dado cuenta que es más rico cachar y embarazar que cachar por las puras. Y además no tengo problemas económicos. Los niños son lindos, doctorazo.
Mi esposa es medio liera y respondona. Y esos defectos, quien lo diría, le han servido. Les explico, ella inscribió a mis hijos en el programa del Vaso de Leche del barrio. Este es un programa estatal para hijos de familias muy pobres creado para ayudar a combatir la desnutrición. Y, siguiendo mis consejos, comenzó a ayudarle a una alta dirigente y es así como aprendió el teje y maneje del programa y todas sus pendejadas. En muy poco tiempo mi mujer llegó a ser reconocida y escaló llegando a ser una alta dirigente del programa a nivel zonal. Tenía a su cargo 15 zonas. Entonces esa campanita, que solo la escuchamos unos privilegiados, nos anunció que había llegado la hora de hacer billete.
Toda la leche evaporada en tarro llegaba a mi casa, era un huevo (un montón) de leche, por lo que empezamos a escoger, unos tarros para el programa y un diez por ciento para nosotros. Era justo, nosotros trabajábamos varios años gratis para el programa, así es que, como una forma de cobrar algo de lo mucho que nos debía el estado, empezamos un negocio, que lo ubicamos lejos para evitar los comentarios envidiosos, de venta de postres (arroz con leche) en invierno y de marcianos (chupetes de leche en bolsas plásticas largas) en verano. Eso sí, ¡Por Diosito¡, lo juro, nunca vendimos la leche directamente, porque eso ya es un crimen y además es muy arriesgado. Tímidamente tomábamos un diez por ciento de la leche y nadie se dió cuenta. Luego ante la demanda por nuestros productos, tomamos el 20 % y luego el 30% de la leche. Y ahí si tuve que ponerme fuerte porque la ambición muchas veces mata los negocios. Yo le dije a mi mujer y a mis hijos mayores que el límite de lo que podíamos coger era 30% de los tarros de leche. Aceptaron a regañadientes. Es que echándole un tercio de agua más a la leche para el programa todavía las mamás no se daban cuenta. Algunas se dieron cuenta y tuvimos que transar con ellas y regalarles algunos tarros de leche para comprar su silencio. Y como personas inteligentes aceptaron. Felizmente que los responsables del programa somos personas muy inteligentes porque si no reventaría el escándalo y perderíamos todos.
Nos fue muy bien en el negocio a todos y ahora tenemos una casita de material noble de 3 pisos que construimos en un terreno nuestro. Las otras dirigentes también han construido sus casas y les he aconsejado que por fuera no hagan muchas luces (alarde). Que sus fachadas sean sobrias y que su sala sea humilde. Los equipos de sonido, los televisores LCD y las laptops deben estar en los dormitorios y no deben ser mostrados más que a personas de extrema confianza, y sobre todo no envidiosas.
La verdad es que muchas veces los niños no toman toda la leche que envía el gobierno, se desperdicia la leche y eso sí es criminal. Además hay muchas madres corruptas que ven con ojos lascivos los tarros de leche para robárselos y eso no lo podemos permitir porque bastante sacrificio nos ha costado que mi esposa sea una alta dirigente. Con ese discurso de la honradez, del honor, de la igualdad, de la probidad, y todas las palabras terminadas en “dad” nos han manipulado para que trabajemos gratis mientras que los funcionarios estatales del Vaso de leche se llenan de plata en las licitaciones. No tienen que trabajar tanto como nosotros, sencillamente transan con los proveedores y reciben su billetito en crudo y sin testigos.
¡Ya basta Carajo¡ nosotros no tenemos ningún pelo de cojudos, para cojudos basta y sobra con los bomberos voluntarios.
El otro día leí en un grafiti una frase genial que lo hago mía: “Seremos pobres pero honrados… ¡ Jamás ¡”.
Por eso digo que yo vivo en un país de la puta madre.

CUENTO CORTO: ¿COMO PILATOS?. DE ALFREDO GUERRÓN.

Estaban allí convocados alrededor del penúltimo lecho, cada uno con su ansiedad proporcional al grado de hijo que sentían y tenían especial curiosidad por escuchar las últimas palabras de su querido padre.
Decir que estaban unidos era una exageración. A pesar que estaban reunidos se notaba en sus respiraciones las inmensas diferencias que siempre los habían caracterizado y que con el correr de los almanaques se hicieron más evidentes.
Eran 8, y ahora sabían que eran 4 medio hermanos de los otros y éstos decían, a su vez, lo mismo. Solamente eran hermanos perfectamente simétricos : 4 y 4. Su padre habíase casado con una primera esposa y luego de enviudar decidió reincidir con una fortuna igual en todo : una esposa y 4 hijos. Estaban allí y no estaban. Los minutos pasaban y veían a papá que hacía esfuerzos cada vez mayores para capturar el aire que ellos sabían le estaban robando y de repente lo veían abrir los ojos y parecía contarlos, recordarlos, vigilarlos. Sentían el innegable orgullo de ser un número que finalmente integraría el 8, la tranquilidad penúltima de papá. Estaban seguros de que se alegraba por la presencia de todos y se disponía a reafirmar su autoridad, aún despidiéndose. Las salidas honrosas eran su especialidad y ellos la esperaban, claro que sí.
La ocasión podía calificarse de ténebre ( sí, se necesitaba una nueva palabra para describirla ). Era el fin, el olvido, la liberación, la regurgitación de los recuerdos, la oportunidad de desensuciar la memoria.
Crecieron con el hábito, implacablemente, impuesto de lavarse las manos. Para limpiarse primero, para librarse de los gérmenes ( ¿librarse? después aprenderían que se habían pasado la vida seleccionando a los gérmenes más fuertes ), para convertir el aseo personal en la obligación moral de cada día. Luego, el lavarse, constituyó una forma sublime de purificarse; significó acceder ,cada vez mejor , a la metamorfosis diaria, y perseguir inútilmente la albura. Todos los hijos aprendieron a conocer perfectamente sus manos antes que sus almas y a restregarse, lograr la eclosión del jabón y el manar de sus efluvios, producir la espuma, sentir que el agua se apoderaba de ellos y agradecer el milagro de lo cotidiano de separar lo artificial de lo natural y nuevamente la fusión, la confusión, como al principio de los tiempos.
Nadie se atrevió a contradecirlo y por eso cada vez resultaron los mejores cómplices para recrear la apabullante parafernalia de lavarse una y otra vez sin ninguna esperanza. Ahora podían preguntarse si lo que hicieron y lo que no hicieron estuvo bien.
Su padre sentía un especial placer al observar el espectáculo casero frecuente de sus hijos despojándose de la sordidez del mundo mediante, los que consideraba, los dos mejores aliados : el agua y el jabón.
Y ellos no recordaban en que momento empezaron a odiar los adminículos de higiene, las toallas nunca secas, el jabón reblandecido, y la sensación de estar permanentemente vigilados ante cualquier mácula que ultrajara sus manos para, a continuación, recibir la orden obsesiva de lavarse. Después se demostrarían para su mínimo equilibrio que no era necesario lavarse una y otra vez y que si las enfermedades tenían que llegar, pues llegarían.
Entre las muchas cosas que aprendieron, decidieron no involucrarse en las situaciones que demandaran decisiones difíciles ; decidieron también no adoptar responsabilidades y dejar pasar las cosas. Pero este comportamiento no fue absoluto. Eran grandes muchachos y abnegadas madres pero conservaban el estigma original, cual pecado adánico. Hasta podría decirse que eran buenos. ¿ Quién no ha tenido una marca original, casi bovina, infligida por sus padres ?
En sus trabajos y en sus casas, recordaban a su padre cuando realizaban el ritual de la purificación, y si alguna vez incubaron una actitud subversiva para contradecirlo, tuvieron que tragarse sus palabras cuando la epidemia del cólera le dió, a su padre, la razón entera y agobiante. Ese día exclamó triunfante :" Yo les dije muchas veces, lavarse es salud. Recuerden siempre lo que produce la cochinada". En adelante debieron lavarse hasta desollarse, hasta sentir la mudanza de la piel casi horaria, hasta que la epidermis fugara y sintieran un ardor especial, una nueva forma de sensualidad para relacionarse con el mundo. Por eso se decía en el barrio, en el trabajo, en las reuniones, que los Fuentes parecían siempre Nuevos. Nadie conocía la terrible verdad de repetir este ritual una y otra vez so pena de contrariar al armónico mundo de equilibrio de su casa cuyo centro de gravedad se había desplazado hacia su padre y permanecía en él.
Que interesante : Nuevos, con pocas responsabilidades, buenas personas, ilustrados e inteligentes. ¡ Qué bonita familia ¡
Se dieron cuenta que el cordón umbilical crecía inversamente proporcionalmente a la distancia que los acercaba a su padre. Y dieron con una solución : alejarse, frecuentarlo poco. Pero pronto sus parejas y sus hijos advirtieron que estaban reproduciendo maníacamente en sus hogares aquello de lo que tanto se quejaron. Recién se dieron cuenta que no podían escapar, estaban atrapados en la telaraña de la Higiene Mayor.
Recibieron de su padre, el mayor de los afectos y así lo trasmitieron a sus hijos. Fueron buenos padres. Pero invariablemente y sin darse cuenta, recordaban sus propias manos, el estigma, las veces en que se liberaron embarrándose de la podredumbre del mundo, el jugar en el fango, los carnavales. Y en el sexo la exploración cotidiana total, el sonrojo por todas las cosas que habían hecho y el remordimiento por la probable censura paterna sobre determinado acto no higiénico. Aprendieron que el fango tiene su atractivo, te ofrece una coraza para mimetizarte, te integra al grupo y precisamente a ellos les daba la razón : no enferma, no mata y no ensucia. Apenas embarra.
Y ¡Qué final ¡ ¿ Quién tenía la razón ?
Tanto haberse lavado para evitar que algo extraño ingresara a su cuerpo ( un riesgo mínimo ) para terminar compartiendo un extraño aparato de diálisis ( un riesgo muy elevado ) en el que los residuos de sangre de una y otra persona se mezclen, es decir cada vez recibir microtransfusiones de sangre.
¡ Qué irónica es la vida ¡ reflexionó una de sus hijas. Ahora para vivir, papá deberá ensuciarse internamente, una y otra vez, y no podrá lavarse. Qué increíble.
Estaban todos juntos como muy pocas veces, tal vez no volverían a reunirse y constituían esa mañana un himno familiar. Esperaban la despedida, la orden, el reproche...Eso era papá.
Y de pronto ocurrió lo poco que faltaba para que lo quisieran para siempre, la coherencia, el vivir lo que se predica, la priorización de las cosas aún en el postrer adiós. Su padre tomó aliento y pronunció, nunca más gravemente, lo que ellos hubieran querido escuchar : "No se olviden de... lavarse las manos" y expiró.
alfredo guerrón ojeda.

sábado, 25 de febrero de 2012

CUENTO CORTO: PARA LUSTRARTE MEJOR. DE ALFREDO GUERRÓN.


Siempre me gustaba salir a trabajar con la camisita limpia, era la del colegio. Pero esta vez se estaba acabando el jabón, mamá había decidido que primero era asearse y mejor era lavarme la cara. Mis clientes sí iban a disculparme la camisa un tanto sucia pero creo que no, la cara. Mamita me despertó para desayunar, estábamos de vacaciones y se acercaba Navidad. Les digo de paso que para mí, mi mamá es exactamente el amor de Dios, ni más ni menos. De mi papá nunca les voy a hablar porque cuando lo recuerdo me pongo muy triste y se me hace un nudo en la garganta, sólo tengo los peores recuerdos de él y más vale olvidarlo para siempre.
Cuando nos reencontramos con mi mamá en la noche ella me hace cariños, me pasa sus manitas por mis mejillas y me dice que me quiere y eso es lo que más me alegra el corazón y hace que recuerde que quiero convertirme en el mejor lustrador de zapatos del mundo para comprarle una casita a ella que se lo merece.
Antes de salir me alcanzó un tecito que sabía a todo el amor del mundo y un pancito de ayer. Luego ella dejó a mis hermanos menores en el "huahua" y se fue a lavar ropa . Yo soy el hijo mayor, ya voy a cumplir 8 años. Mamá me dijo, anda hijito a ver si conseguimos algo de platita. Y salí con mi cajita de lustrar zapatos, que a esa hora no me pesaba nada. Me subí a un ómnibus y le rogué al cobrador que me aceptara la única riqueza de que disponía en ese instante, 20 céntimos. Dios le tocó el corazón y así pude llegar a mi destino, el centro de Lima.
Me bajé en la avenida Abancay y le ofrecí a Diosito mi trabajo del día, como me había enseñado mi mamá. Me acerqué a una pared y revisé mis materiales, la caja de lustrar estaba buena, los betunes ya estaban por acabarse, el trapo estaba bueno, el tinte estaba a medio terminar, pero lo que sí me entristecía era la escobilla que estaba raída y parecía muy viejita. Pensé que no debía perder tiempo y trabajar lo más pronto posible porque en los siguientes días tendría que hacer gastos extras para reemplazar mi material y a lo mejor no quedaba nada para ayudar a mi mamita.
Fui a la salida de un banco y un caballero aceptó mi pedido de embellecer sus zapatos. A mí me gustaba lustrar, transformar unos zapatos sucios en el orgullo de cada quien. El cambio era espectacular. Los señores se acercaban a mí un tanto avergonzados por sus zapatos sucios y luego los veía alejarse felices y yo, modestamente, había contribuido con mi granito de betún a esa alegría. Empecé con el caballero, el primero de la jornada, lustrando, primero para sacar la tierra y veía a mi escobilla gastadita y me daba pena y pensaba que fuera que alguien me regalara una nueva. Luego embadurnaba con betún primero un zapato y luego el otro y finalmente sacaba brillo nuevamente con la escobilla que cada vez me entristecía más. Para el final reservaba la maniobra que me habían enseñado los capos, que decían que el secreto de una buena lustrada era finalmente hacerles cosquillas a los zapatos con el trapo de franela y que se rieran dejando escuchar el "chuic,chuic,chuic". El señor me dió un sol en vez de 50 céntimos y miré hacia el cielo y agradecí a mi diosito de siempre. La mañana pintaba bien. Seguí caminando por el jirón Carabaya y el olor a comida me distraía y me decía ojalá que consiga algo más para la comidita de mi madre porque la veo cada vez más flaquita y tengo miedo de que le pase algo. La gente entraba y salía de las tiendas, compraban lindos regalos, se acercaba Navidad.
De pronto una dama, con dos casi jóvenes, me pidió el servicio. Que suerte que habían salido con zapatos. Han de saber que la abundancia de zapatillas está a punto de arruinar mi sueño de convertirme en el mejor lustrador de zapatos del mundo y ha hecho que mi horario se haya extendido. Ahora, trabajo de 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde. El que inventó las zapatillas seguro que odiaba a los niños como yo porque nos arrebató poco a poco nuestro trabajo. Decía que les lustré a los dos, casi jóvenes y escuché que le preguntaban a su mamá porque un niño tan menor tiene que trabajar. Pues porque soy responsable, en vez de estar jugando y perdiendo el tiempo, yo ayudo a mi mamita y a mis hermanitos. Que cosa ? No faltaba más. Las medias de los jóvenes eran muy bonitas y me cuidé de no ensuciarlas. Me pagaron y luego me invitaron un jugo de frutas y yo pensaba, quisiera llevármelo a casa para compartir un poquito aunque sea con mi mamá y con mis hermanitos. Pero al final me lo tomé, ya no gastaría en mi almuerzo.
Entré a la Plaza de Armas, mi caja de lustrar ya me pesaba más y me dolía un poquito la espalda y me daba ánimo diciendo para mí, Raulito ya comienzas con tus engreimientos. La Plaza lucía el arbolito y un nacimiento. Y pude lustrar varias veces ( había sido un día muy provechoso ) y cada vez que lustraba, trataba de disimular la vejez de mi escobilla porque sino me daban ganas de llorar. Caminé por el jirón De la Unión y ví los helados, hacía calor, con un sol que me abrasaba y me abrazaba, quería un helado, pero no quise ser egoista, y pasé de largo.
Casi al final del día le ofrecí mi trabajo a otro señor, aceptó y decidí hacer mi obra maestra del día. Me concentré y agradecí a Dios por mi última lustrada del día y por mi linda familia; y lustré como se debe, como me había enseñado mi primo. Al final los zapatos del señor no parecían, eran nuevos, ese milagro lo hacía yo muchas veces. El señor me pagó 2 soles.
Doblé por la avenida Emancipación y entonces le pedí un regalo de Navidad al niño Dios, una escobillita nueva, lo único que te pido diosito. Ya eran las 6 de la tarde y me regresaba a casa, y de pronto ocurrió el milagro, el verdadero. Pasaba cerca de unas bancas del ornato de la avenida y descubrí a un trabajador de la municipalidad que con un rodillo estaba pintando las bancas con pintura marrón y saqué mi escobilla y le pedí que me la pintara. Aceptó mi pedido, tomó mi escobillita y poco a poco y con gran cuidado empezó a pintarla hasta que terminó. Y de pronto, mi escobilla se convirtió en nueva . Tendrían que haberla visto. Les juro que fui muy feliz. Le agradecí y me quedé esperando a que secara la pintura y profundamente agradecido me pregunté...¿ cómo no iba a creer en el niño Dios ?
(alfredo guerrón).

CUENTO CORTO: INSTINTO ASESINO PARA DUMMIES. DE ALFREDO GUERRÓN.

Miguel fue criado en los valores humanos inmanentes. Ama al Señor, no seas egoísta, haz el bien, ama a tu prójimo. El era, lo que se dice, un pan de Dios. Fue un buen estudiante, porque el amor al saber le fue inculcado de familia y porque tenía claro que el esfuerzo de su madre tenía que ser correspondido, lo mínimo, con máximas notas.
Miguel también era un excelente amigo, y entre sus, muchas virtudes, estaba una que era rarísima en su ciudad natal, era abstemio. A pesar de haber nacido y vivido en una ciudad donde ser alcohólico era la consecuencia natural de ser entrenados desde pequeños en el culto reverencial a las bebidas espirituosas. En la ciudad, el tema de todos los encuentros era expresar entre los interlocutores que cada uno ya llevaba tomando (libando licor) varios días. Y la competencia se asemejaba a una subasta en la que febrilmente cada actor decía al otro: ya llevo tomando 3 días, y el otro respondía el reto, eso no es nada, yo llevo tomando 5 días. Era el típico juego sullanero de quien da más, en lo referente a los días de culto a Baco. El galardón a conseguir era adquirir la ansiada reputación de bebedor. Cualquiera hubiera dicho que se estaban disputando un premio Nóbel, pero no, al discutir en cada encuentro, lo que temían perder los viandantes, era el sendero de superación personal que los llevaría a graduarse de borrachos. Esto se transmitía en Sullana, en muchas familias de generación en degeneración.
Miguel se hizo ingeniero y trabajaba con tal honestidad que sus amigos le criticaban el ser tan estúpido, y le reclamaban, oye tú sí que te pasaste de honesto. Mientras todo el mundo se hace rico, le gritaban, tú vas a terminar siendo el llanero solitito. Pero él, seguía fiel a sus principios, tanto que, la verdad, se había quedado al inicio, no había avanzado mucho. En su casa, amaba a su esposa, adoraba a sus hijas y la infidelidad nunca se había cruzado por su mente. En suma (resta, multiplicación y división) era un hombre ejemplar.
Sus amigos lo tentaban, le ponían hembritas, y algunas de esas comadrejas, al ser desairadas por Miguel, terminaban diciendo, oye, creo que tu amigo es maricón.
Entre sus amigos creció la preocupación y decidieron que entre todos debían rescatarlo de la monotonía y la asfixia de la vida virtuosa. Y adoptaron la tremenda responsabilidad de adiestrarlo, de evangelizarlo en los principios básicos del Instinto Asesino. Hicieron un FODA rápido de Miguel para diagnosticarlo y se percataron que su fortaleza era además su tremenda debilidad, era demasiado honrado. La amenaza era que el mundo se lo iba a engullir y la oportunidad eran ellos, sus amigos, que lo salvarían del naufragio del desamparo. Debían enseñarle el Instinto Asesino que no es otra cosa que ser implacables a la hora de cobrar, no tener la más mínima conmiseración por el prójimo, subir en la escala social sin ningún tipo de miramientos, no creer en nada ni en nadie. Y los amigos de Miguel eran expertos en esos menesteres. Sus amigos empezaron con los sabios consejos de la calle. Mira cholo, le decían, a la gente cóbrales lo que desees. Pulséalos, pídeles más. Toda la gente es una mierda, dicen que no tienen para pagar, pero ajústalos nomás porque esos indios de mierda cagan plata, sácales su puta madre.
Otro consejo se lo dio Carlos. Escucha Miguel, le dijo, mi hermano es odontólogo y me dice, la gente confía en mí, yo los examino y les programo unas curaciones y si el cliente tiene pocos dientes con caries, pues se le pueden fabricar algunas oquedades, sino, ¿para qué se ha inventado la fresa? “Herrar” es humano (como dijo el herrero), se te puede ir la fresa de casualidad en unos dos o tres dientes y eso te reportará unos buenos dólares. Mi otro hermano, prosiguió Carlos, es médico, pero es un comerciante nato. Felizmente que es Neumólogo porque si fuera Oftalmólogo sucumbiría rápidamente al error de sacarte hasta los ojos. Mi hermano, el médico, le decía, es una biblia, debemos aprender de él, es un predador como debemos ser todos. Él es un tipo tranquilo, usa lentes a lo Lennon (para engañar al enemigo) pero cuando ve a un paciente, se transforma, alerta sus sentidos, lo huele, lo mira, lo desnuda, lo posee, desearía tocarlo para proclamarlo que es de su entera propiedad y jura defenderlo hasta con su propia vida, de los otros médicos, peores predadores que él y que pululan en la clínica donde trabaja para arrancharse a los sufridos y exprimirles hasta el último centavo de sus bolsillos y de sus seguros médicos. Esa es la realidad, carajo, reacciona Miguel. La vida no es de los valores cristianos y otras huevadas que nos vuelven idiotas y nos tiran en la vía pública para que la sociedad nos atropelle. Los tipos como mi hermano son triunfadores, defecan plata; los huevones como tú, acumulan riquezas en el cielo o sea nunca porque nada nos garantiza que haya cielo. Mejor asegúrate, fabrícate el cielo en la tierra, pero el de los caminos anchos, cómodos no importa que sean los de la perdición. La perdición, la perdición, con eso nos martillean los curas para manipularnos. La perdición no es otra cosa que la Felicidad, convéncete de una buena vez. Por si acaso, no es requisito ser pobretón para entrar a los aposentos de San Pedro. Aunque te parezca mentira, varios millonarios ya entraron al cielo. Las acerías Krupp, para tu información, como dijo Quino, ya pueden fabricar agujas por las que puede entrar un camello. Incluso compadre lo que dijo Jesús está fuera de época, ahora debió decir, “en verdad en verdad os digo que es mas fácil que se cargue a un elefante (ojalá que no se extingan los elefantes) con cuatro cabellos humanos que un rico entre al reino de los cielos”. Así la frase duraría un buen tiempo. En todo caso se les ha olvidado publicar un update de los evangelios.
César, otro de sus amigos, le dijo, mi tío es ingeniero, trabaja en un ministerio, su sueldo es una cagada, pero su ingreso decoroso lo constituyen las comisiones (10% del monto total, ésta es una ley que falta inscribirse en la Ley de leyes, la “Prostitución” Política del Perú) por las obras que adjudica a las compañías constructoras. Con eso se ha comprado un auto del año y está embelleciendo su casa. Además, esas comisiones provienen del dinero privado, no le estás robando al Estado. Y por último si le robaras al Estado, que no te pillen pues, no seas imbécil. Piensa que el Estado somos todos y si robas 100,000 dólares divididos entre 28 millones es una ridiculez. No se va a notar. Los escrúpulos te van a hundir. La conciencia ya pasó de moda.
El discurso de Fernando fue una clase maestra que finalmente logró la conversión de Miguel al culto al vil metal. El le dijo, Miguel, yo sé que tú tienes dos hijas. Hasta en eso eres pudoroso. Tú eres inteligente, tu esposa es brillante y la sociedad ganaría si ustedes hubieran procreado más hijos, que hubieran salido muy inteligentes por supuesto. Además tu apellido es decente, eres un Fajardo, no lo olvides. Pero tú pensaste, no, los hijos son una gran responsabilidad debo limitarme a tener dos. Pero y los indios de mierda? Los Quispe, los Mamani, los Condori están que se reproducen sin límites (por eso nos ganan las elecciones porque son más, hay como mierda de ésos). Son los sementales de pacotilla que poblarán al nuevo Perú y así lo cagarán para siempre. Al final el Perú va ser un gemelo de países cagones. Por ejemplo, tú, Miguel, pagas tu casa a plazos con el sudor de tu frente, pagas un colegio particular para tus hijas, la comida y los servicios te cuestan y el entretenimiento para tu familia lo tienes racionado. Eres un puto responsable. Y has merecido una felicitación por eso? Ni mierda. Mientras tanto los indígenas, se cagan en la nota, tienen como 15 hijos (creen que por docena es más barato), en varias mujeres (y siguen cagando los apellidos, sus mujeres apellidan Choquehuanca, Camacuari , un abuso, pobres hijos) roban luz eléctrica, roban agua, cagan a la intemperie, viven del programa gratuito del vaso de leche, tragan gratis en el comedor popular, tienen a su disposición la educación gratuita para sus hijos en colegios nacionales, institutos del estado, universidades nacionales, salud gratuita y todavía exigen (sí, EXIGEN, ¡que tal concha!) que les pongan servicios públicos gratis. Y a cambio de todo lo que reciben, esas joyitas de padres, no mueven un puto dedo, chupan (beben licor) todas las semanas, gozan como condenados.
Eso de la Inclusión Social es el discurso del despeñadero, el camino más corto para la ruina del pais, la masturbación de una masturba de sociólogos que se llenan los bolsillos y se proclaman recontra Verdes. Y nosotros creyendo que es por la Ecología, no, es por los dólares que se embolsican. Nosotros los ciudadanos responsables tenemos que cargar con esas sanguijuelas, pagando nuestros impuestos, con esos indígenas hijos de puta y su cochina descendencia. Miguel, por última vez, decídete, manda el mundo a la mierda y dedícate a lo más sano, haz billete. Si sigues asi, inmaculado, te vas hundir en la miseria. Por Dios, aprovecha las oportunidades.
Así, cada día Miguel recibía, religiosamente, la catequesis para convertirse en un hombre normal, para prescindir de la moral, la ética y tanta teoría estupidizante del hombre. En suma para no tener remordimientos, para prescindir de los sentimientos de culpa para siempre y para poder triunfar plenamente.
Y la charla de graduación se la dio Ricardo. Su amigo del alma. Un día le dijo, cholo, tú me conoces, yo soy abogado. Nunca he ejercido. Entre amigos yo acepto bromas como la pregunta que me hicieron la otra vez ¿Doctor, que le dijo el buitre a un abogado? Yo dije no sé y me respondieron, el buitre le dijo: Quien como tú que te los comes vivos. Te decía que mi primo que era coronel de la Policía me dijo un buen día hace tres años, tengo un negocio ciento por ciento seguro, hay que hacer una empresa con testaferros para ser proveedores de la Policía Nacional. Yo hice la empresa, pero, por si las moscas, no la puse a mi nombre. Y comencé a vender sin parar, muchos productos eran sobrevaluados, no por mí (porque no entendía la mecánica del negocio) sino por los Oficiales de Intendencia de la Policía Nacional que me decían, Doctor, suba los precios para poder repartir ese plus entre todos los que intervienen en la operación. Yo, cholo, aprendí y ahora puedo intervenir en licitaciones de varios millones de dólares. Asombrado, Miguel le pregunto, tú tienes esa cantidad? No cholo. Las pendejadas se aprenden y te sirven para llenarte de plata. Mira la cosa es así. Me piden 1,000 computadoras, a 1,500 dólares cada una, da 1 millón y medio de dólares (incluidos muertos y heridos, o sea las coimas). La licitación pública es amañada, yo la gano de todas maneras. Hago mi factura y voy al almacén general de la Policía Nacional. El jefe del almacén, un oficial, que ya está “conversado”, me pone el sello de “Recibido”. Pero ésto tiene un precio. El oficial me dice Doctorcito (como me jode que me diga Doctorcito, a mí todavía, que he crecido, que soy un grande, un triunfador. Y un oficialito habla y me disminuye, que mala suerte carajo) me he casado recién y en la tienda Morys de la avenida Arenales hemos escogido con mi esposa un juego de sala de cuero negro y un juego completo de comedor de cedro. Por favor Doctorcito (y dale con lo de doctorcito) me los lleva a mi dirección, su casa por supuesto. Con ese sello de ingreso a Almacén, voy a Caja y me dan el cheque por el millón y medio de dólares. Muchas veces me he sentido tentado, después de cobrar, a fugarme del país, pero no me detienen los escrúpulos, me detiene la razón. Si cometiera esa torpeza yo perdería más, estoy seguro. Con la plata de la misma Policía compro las computadoras, las entrego, pago las coimas, cobro mi parte y a celebrar. Como te habrás dado cuenta, incluso no necesito capital. Yo me di un plazo, que el anterior gobierno durara apenas 5 años más, y después de ese plazo me pararía para siempre. Nada, ni Dios podría tumbarme. Miguel escuchaba espantado. Pero, Ricardo cambio de voz y le dijo, pero mis cálculos fallaron y cayó Fujimori. Me dolió, Dios me dio la contra. Pero es bueno tener un adversario de su poderío (a cualquiera puedes vencerlo, pero vencer a Dios, es algo especial).
Me preparé para otra etapa de triunfador, me actualicé en mis estudios universitarios y ahora soy Juez (y Parte obviamente, ni cojudo) y te apuesto, Miguel, voy a ser el Presidente de la Corte Suprema, más temprano que tarde. O sea que voy a ser el vivo retrato de la Justicia en el Perú, cágate de la risa, la probidad hecha hombre. Voy a representar los valores, te das cuenta toda la vueltaza que he dado y la sociedad me va a nombrar prohombre. Y tú, huevón, te la pasas cultivando los valores y al final todos te van a hacer papilla, nadie te va a hacer un monumento. No tienes casa, no tienes carro pero dices a todo el mundo que tú si puedes dormir tranquilo. Y todavía me has dicho que los corruptos no pueden dormir en paz. Para tu desilusión, te diré que esos huevones duermen hasta más allá del mediodía.
Miguel sintió que, poco a poco, su cerebro se limpiaba de las impurezas y agradeció a Dios por tener esos amigos. Sintió en lo más profundo de su corazón ese sentimiento superior de rescate, de salvación. El dinero había entrado a su corazón y desde ese momento Miguel fue otro. Se había convertido, no moriría en la miseria.
Y quien iba a decirlo, el destino le ofreció la oportunidad que esperaba. Justamente, perdió su trabajo. Por lo que decidió iniciar una empresa y entre varias opciones decidió emprender un negocio de funeraria. Hizo muy buena plata desde el inicio, la visión de ganar contra todos los pronósticos lo guiaba como un lazarillo. Mientras que la gente lloraba la pérdida de un ser querido, el los hacía firmar papeles en blanco de contratos que los deudos ni siquiera leían ni comprendían por la desesperación del momento. Les decía, el servicio cuesta 3000 nuevos soles pero los añadidos, que nunca eran reclamados, muchas veces eran hasta un 50% más del monto inicial convenido. Miguel había aprendido el Instinto Asesino y la fortuna quiso que lo practicara con cadáveres. El Crimen Perfecto. 

miércoles, 22 de febrero de 2012

CUENTO CORTO: NOS HUBIÉRAMOS CASADO TANTO. AUTOR EL BLOGGER ALFREDO.

Mi familia y yo éramos felices. Teníamos una vida muy simple. Mi esposa se dedicaba al cuidado del hogar y mis dos hijas iban al colegio a la primaria elemental. Las veía crecer y su alegría contagiaba a todos los rincones de la casa. Mi rutina era, de mi casa al trabajo y del trabajo a mi casa. Yo siempre he sido huraño para las reuniones, me considero un gregario familiar reducido a la mínima expresión. En nuestra vida no pasaba nada extraordinario excepto que la sagrada familia se iba entronizando en nuestras cuatro paredes debido a los pocos errores que cometíamos y que nos esforzábamos por subsanar.
Me casé muy enamorado y cuando nacieron mis hijas, yo que soy un abstemio inveterado, celebré con unas peas vikingas. Ser padre era lo máximo.
Cuando mirábamos hacia atrás recordábamos solo felicidad. El presente efímero era feliz y fugaz. Y el futuro lo avizorábamos también con una pantalla virtual de felicidad. Estábamos acorralados, no teníamos escapatoria. Seríamos felices.
Cierto día, caminaba por el mercado central de Lima, al mediodía, a la hora de mi refrigerio. Y ocurrió que alguien tocó mi hombro y me dijo, hola Alberto, qué gusto de verte. Era María, una antigua amiga (en realidad era una ex­-enamorada) y me sorprendió. Hacía 15 años que no la veía y la reconocí. Había subido de peso y se mantenía bastante guapa. Hola María, también para mí, es un gusto verte. No sabía que estabas en Lima, le dije para ser cortés, pero en realidad nunca me interesó ese dato. Ella me dijo, yo si me enteré que tú vivías en Lima, que te casaste. Y que… ¿eres feliz? La pregunta me sorprendió, no tuve tiempo de inquirir porqué la pregunta y le contesté, convencido, por supuesto. María me dijo, me casé, tengo dos hijos de 7 y 9 años, y me va más o menos, dijo resignada. Yo estaba apurado, tenía que ir a hacer una gestión de mi trabajo y aceleré la despedida. María, le dije, que te vaya bien siempre. Ella se acercó, me dio un beso en la mejilla y me dijo algo ruborizada, casi como un reproche, Alberto, nos hubiéramos casado. ¿No?
Y nos separamos otra vez para nunca.
Continué viviendo mis horas felices y en la noche recordé este encuentro y pensé, nos hubiéramos casado, hubiéramos tenido dos hijos, esa otra vida juntos hubiera ocurrido.
Nuestros hijos estudian en un colegio marista, tenemos unos vecinos muy amigables y los domingos acostumbramos visitar a sus familiares, sus hermanas, o alguna prima de ella. Nuestra agenda social es bastante recargada. Hemos empezado a teñirnos el pelo porque a los años se les ha ocurrido, nunca tan inoportunamente, decolorarnos el cabello. Mi trabajo es agitado, estresante. Soy un médico anestesista y mis colegas cirujanos me confían el anochecer y el amanecer de sus pacientes. Mi esposa administra un negocio nuestro, un restaurante y nos va bien. El tiempo se pasa volando. Siempre hay personas que me comentan, doctor que increíble, ya estamos en julio ¿no? y ni nos hemos dado perfecta cuenta. Luego prosiguen con su cuenta mensual, agosto, setiembre, octubre y ya casi se acaba el año. Finalizan con su frase, este año se ha ido volando. Yo les digo, como para ironizar, sí pues el tiempo se pasa volando, el año pasado a estas alturas todavía estábamos en marzo.
Mis hijos se casaron, nos han dado 4 nietos. Me he jubilado con poco júbilo y un consultorio de experiencia con todo lo que recuerdo de la medicina son mis cuarteles de invierno. Mi esposa ha envejecido, lo guapa no se le ha ido. Un lunes he ido al barrio chino del centro de Lima y mientras compro un minpao y un vaso de chicha de maíz morado, escucho a una pareja que conversa. Están festejando, se sonríen. Escucho que se cuentan que se casaron cada uno a su manera, que son endemoniadamente felices cada uno también a su manera. Él la ha invitado a comer al lugar en donde estoy degustando comida china. Y cuando se despiden, escucho lo imposible. Recién caigo en cuenta que me estoy olvidando de olvidar. Ella le dice, casi como un reproche, Alberto, nos hubiéramos casado. ¿No?

LOS REEMPLAZOS CRÍTICOS DE SULLANA EN 1975


Nuestra promoción escolar tuvo la peculiaridad de vivir un clima belicista en el país, un Gobierno Militar, fricciones con los países fronterizos y adquisiciones de armamento ruso para tener poder de disuasión. En anteriores años se había abolido el curso escolar de Premilitar y se había instaurado el curso de "Reemplazos Críticos", un servicio militar no acuartelado. Se llevaba opcionalmente en quinto de secundaria pero te exoneraba del llamado a filas para el Servicio Militar normal y te permitía sacar la libreta militar automáticamente.
Pues les diré que yo pude haberme exonerado, yo soy asmático y fácilmente un certificado médico me hubiera exceptuado. Pero lo tomé como un reto personal. Un "yo sí puedo".
Este curso lo llevábamos todos los sábados del año. Debíamos estar en el cuartel a las 5 de la mañana en punto, es decir salir de casa a las 4 y 15. En primer lugar aprendimos disciplina, puntualidad.
Nos enseñaron teoría, adiestramiento físico ( que le llamaban "orden cerrado"). La orden del oficial se repetía una y mil veces hasta que todo el grupo funcionara como una unidad. Así nos enseñaron respeto y nos enseñaron la importancia de trabajar en equipo.
Había oficiales de sacarse el sombrero, el teniente Rodríguez, por ejemplo y un mayor del que he olvidado el nombre. Con ellos conversábamos de otros temas y se les notaba versados. No eran unos simples cachacos.
El recuerdo inolvidable se lo lleva un suboficial de apellido Olarte, para nosotros tristemente célebre. Una vez teníamos clase con él y nos dijo. A ver, ustedes, los estudiantes de quinto de secundaria, los sabios, la flor y nata de la intelectualidad de Sullana; Qué es un Soldado?. Yo comencé a pensar en mi respuesta como todos. Olarte, entonces, le preguntó a un alumno del Salaverry (una Gran Unidad Escolar muy famosa en Sullana que lleva el nombre de nuestro más insigne poeta). Y el alumno le dijo, algo así, Soldado viene de la voz griega Soldare que significa unión homogénea, por lo tanto soldado es el individuo en el que se acrisolan las virtudes como un todo (una respuesta magistral). Olarte dijo (para nuestra desilusión) no, mucho palabreo, mucho palabreo. A ver otro y alguien le contestó, Soldado es la persona que defiende un ideal. No, dijo Olarte, aquí hay demasiados poetas. Entonces sin la más mínima vergüenza Olarte dijo: escuchen y grábenselo, Soldado es la persona que viste un uniforme. Nos miramos quisimos reírnos, o tal vez llorar, algunos tuvieron escaramuzas de arcadas eméticas, y en ese instante nuestras almas le pidieron encarecidamente a Dios que por misericordia lo recoja. Y quedó grabada su respuesta como la más estúpida que habíamos escuchado en mucho tiempo. El nivel de Olarte debía buscarse como quien explora un pozo petrolero, bien al fondo del subsuelo. Pobre Olarte.
En el curso de marras nos enseñaron a manejar armas. Yo fuí adiestrado en lanzacohetes instalaza RPG (una especie de bazuca ligera) arma capaz de perforar acero, derribar una pared. Disparaba granadas perforantes.
A todos nos enseñaron en una Marcha de Campaña a disparar ametralladora M50 antiaérea. Caminamos de ida 25 kilómetros en dirección a la represa de Poechos.Instalamos nuestro campamento con carpas. Nos llevaron a la cima de un pequeño cerro en el que estaba instalado un "nido" de ametralladoras, y como a 2 a 3 kilómetros habían otros cerros donde se habían dibujado aviones y tanques y debíamos atinarles. Las ametralladoras hacían una bulla infernal, se les servía con una faja de balas muy grandes, que salían disparadas a una velocidad de 30 balas por segundo. Y cada cierto período salía una bala trazadora al rojo vivo que aún de día se podía ver y te indicaba la exactitud del disparo.
También hicimos un simulacro de ataque de infantería, con soldados a pie, gritando desaforadamente y con bayoneta calada para el combate cuerpo a cuerpo. El oficial derribó un árbol viejo con un tronco de 60 centímetros de diámetro a punta de balazos con la M50, para demostrarnos la potencia del arma.
Aprendimos que la logística es vital cuando las tropas marchan. Mientras nos desplazábamos, nos seguían camiones con agua y comida. Nos servían de desayuno salchichas de ballena, y de almuerzo y cena unos buenos trozos de carne de ballena con frijoles enlatados, en charolas de aluminio y luego las "lavábamos" con la arena blanca del cauce de una quebrada (había que ahorrar agua. El ahorro fue otra enseñanza).
De noche hacíamos guardia (otra enseñanza, la responsabilidad) y el Oficial pasaba revista a los que estábamos de guardia con el santo y seña, una especie de passvoice. Todas estas acciones las tomábamos con la mayor seriedad. Y el regreso fue una prueba de fuego, caminando otros 25 kilómetros con un morral a la espalda con casi 25 kilos encima, con los pies ampollados por los borceguíes que no eran cómodos pero que defendían a nuestros pies de las espinas y de los bichos. Bajo el sol abrasador y con el oficial como ejemplo caminando con nosotros. De vez en cuando aparecía el comandante y preguntaba si estábamos cansados y debíamos responderle (por supuesto, era una cuestión de honor) que no. El nos tentaba y decía si alguien está cansado, no se haga problemas, arrodíllese, pida perdón y lo subo al jeep. Nadie lo hizo, pero para desgracia de nuestro colegio, justo un hijo de un alto oficial, compañero que estudiaba con nosotros, se rindió y lo vimos pasar en el jeep. Una afrenta, a los del "Santa Rosa" (mi colegio) se nos caía la cara por la humillación, mentábamos la madre, como era posible que a nuestro colegio de curas lo desprestigiara así nuestro compañero, luego de haber demostrado a los estudiantes de todos los colegios nacionales (que eran la mayoría en los Reemplazos Críticos) que teníamos una gran moral. Al final entramos a Sullana triunfantes, con barba rala, sudorosos, cansados pero satisfechos y todavía tuvimos estado físico para trotar y ensayar cánticos castrenses.
Era la época en que casi todos los alfereces del ejército llegaban a Sullana y se casaban con las chicas más guapas. Los oficiales del ejército eran en Sullana la nueva aristocracia. Averigüen, en los 70 y 80 la mayoría de chicas se casaron con oficiales. Esto lo sufrimos todos los muchachos de 15 años de ese entonces porque nuestra única oportunidad de conseguir enamorada era con chicas de 12 0 13 años. Las de 14 para arriba ya eran persuadidas por las mamás muy sutilmente para que se casen con un milico. Hoy día las madres tienen otra mentalidad pero en esos tiempos, a la mayoría de madres de Sullana no les interesaba que sus hijas estudiaran una carrera universitaria, no, lo urgente era que se casaran con un oficial, porque así su hija tendría el futuro asegurado, el marido ganaba bien y quien sabe, su yerno podía llegar a ser Presidente de la República y su hija, nada menos, que la Primera Dama de la Nación. 

"MI VIDA" CANTADA POR EL BLOGGER ALFREDO.


CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 13:"MI VIDA" TEMA DE JOSÉ JOSÉ.


VALS "ÓDIAME". CANTADO POR EL BLOGGER ALFREDO GUERRÓN.


domingo, 19 de febrero de 2012

CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 11: "NUESTRO SECRETO". (VALS PERUANO).


"EL CHE Y LOS ROLLINGS STONES".CANTADA POR EL BLOGGER ALFREDO GUERRÓN.


CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 10:"EL CHE Y LOS ROLLINGS STONES". (DE "LOS RANCHEROS").

CAMBIAMOS DE GÉNERO MUSICAL, ESTA VEZ PARA USTEDES UN POP ROCK EN NUESTRO IDIOMA.

"YO LA QUERÍA PATITA". CANTADA POR EL BLOGGER ALFREDO.


CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 9: "YO LA QUERÍA PATITA". OTRO CLÁSICO Y JARANERO. CON FUGA DE MARINERA.

ESTE TEMA LO CONSIDERO UN GRANDE DE TODOS LOS TIEMPOS. SI ALGUNO DE USTEDES DESEA REUNIRSE UN MARTES (ES IMPORTANTE QUE SEA UN MARTES PORQUE  ESE DÍA ACUDE POCA GENTE Y TENEMOS EL KARAOKE CASI EXCLUSIVO PARA NOSOTROS) EN EL KARAOKE "CARNAVAL" (CUADRA 26 DE LA AVENIDA AVIACIÓN EN SAN BORJA) PARA CANTAR, FILMARNOS Y POSTEAR LAS CANCIONES EN ESTE BLOG, ENCANTADO. COMO QUE FORMARÍAMOS UNA COFRADÍA MUSICAL. SI ME AVISAN CON TIEMPO LES AGRADECERÉ PARA COORDINAR LA ASISTENCIA. MI CORREO  ES aguerronojeda@hotmail.com POR LO MENOS YO VOY UNA VEZ AL MES A ESE KARAOKE. A LO MEJOR TIENEN TIEMPO DE PRACTICAR Y AHÍ RINDEN SU EXAMEN.

"MIS ALGARROBOS" (CANTADA POR EL BLOGGER ALFREDO).


CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 8:"MIS ALGARROBOS" (VALS PERUANO)

POSTEO ESTE HERMOSO TEMA BUCÓLICO NORTEÑO. PARA TODOS MIS AMIGOS DE SULLANA Y PIURA QUE ESTÁN DESPERDIGADOS POR EL MUNDO , POR EL PAÍS Y PARA LOS QUE TIENEN LA DICHA DE SEGUIR VIVIENDO ALLÍ.

CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 7:"ALMA, CORAZÓN Y VIDA" CLÁSICO VALS PERUANO


viernes, 17 de febrero de 2012

SALSA "UN MONTÓN DE ESTRELLAS" CANTADA POR EL BLOGGER ALFREDO GUERRÓN

CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 4: "UN MONTÓN DE ESTRELLAS" (SALSA SONERA).


"BURBUJAS DE AMOR" (CANTADA POR EL BLOGGER ALFREDO).


CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 3:"BURBUJAS DE AMOR". PISTA DE J.L.GUERRA

EN ESTA CANCIÓN EL NIVEL DE DIFICULTAD ES DE MEDIANO A ALTO. PERO ES NECESARIO  PLANTEARSE ALTAS CUMBRES PARA SEGUIR APRENDIENDO A CANTAR. SI NOS PARECIÉRAMOS  EN EL CANTO AUNQUE SEA UN 1 % A JUAN LUIS ESTARÍAMOS EN ALGO.


CANCIÓN"OLGA"(VALS PERUANO). CANTADA POR EL BLOGGER ALFREDO.


CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 2:"OLGA"- VALS PERUANO.


"ESTA ES MI TIERRA" (CANTADA POR EL BLOGGER ALFREDO).

UN POQUITO DIFÍCIL PERO ES CUESTIÓN DE PRACTICAR. LA PRÁCTICA HACE AL EXPERTO.

CURSO DE KARAOKE - PRÁCTICA N° 1: "ESTA ES MI TIERRA"(TONDERO PERUANO)

POSTEO ESTA PISTA PARA QUE PRACTIQUEN. ESTA EN TONO COMO PARA UN BARÍTONO MEDIO. A CONTINUACIÓN VOY A POSTEAR LA MISMA PISTA CANTADA POR ESTE SERVIDOR PARA QUE SE DEN UNA IDEA. CUANDO LA HAYAN PRACTICADO BASTANTE Y CREAN QUE LA CANCIÓN ESTÁ MADURA, FÍLMENSE CANTÁNDOLA Y CONVIERTAN EL FORMATO (QUE PUEDE PESAR ENTRE 250 A 300 MB) MEDIANTE EL SOFTWARE FORMAT FACTORY A WINDOWS MEDIA VIDEO (EL NUEVO VIDEO EN BAJA CALIDAD PESARÁ ENTRE 10 Y 15 MB MÁS FÁCIL DE POSTEAR), ME ENVÍAN EL ARCHIVO Y SI ME PERMITEN LA POSTEO EN MI BLOG PARA CONSIDERACIÓN DE TODOS. ASÍ ES QUE PROCEDO YO PARA POSTEAR MIS VIDEOS.

CANCIÓN"REGRESA". CANTA ALFREDO.


CANCIÓN"JAMÁS IMPEDIRÁS".CANTA ALFREDO.


VALS"CUANDO LLORA MI GUITARRA". CANTA ALFREDO.

INICIO UNA SERIE DE VIDEOS CANTADOS Y LUEGO POSTEARÉ LOS MISMOS VIDEOS SIN VOZ PARA QUE LOS AFICIONADOS A ESTE ARTE LOS PRACTIQUEN. CON MUCHO APRECIO LOS DEDICO SOBRETODO A LOS PERUANOS QUE RADICAN EN EL EXTERIOR Y QUE TAL VEZ AL ESCUCHAR UNA CANCIÓN CRIOLLA LES ALEGRE EL CORAZÓN.

lunes, 13 de febrero de 2012

KARAOKE EN VIVO (CARNAVAL). CANCIÓN: ELLA YA ME OLVIDÓ. CANTA ALFREDO.


KARAOKE EN VIVO (CARNAVAL). CANCIÓN: POR AMOR. CANTA ALFREDO.


KARAOKE EN VIVO(CARNAVAL). CANCIÓN: VIVIR SIN ELLA. CANTA ALFREDO.


KARAOKE EN VIVO (CARNAVAL).CANCIÓN: USTED. CANTA: ALFREDO.


KARAOKE EN VIVO(CARNAVAL). CANCIÓN: REALMENTE NO ESTOY TAN SOLO. CANTA ALFREDO.


KARAOKE EN VIVO (CARNAVAL). CANCIÓN: TRULY. CANTA ALFREDO.


KARAOKE EN VIVO (CARNAVAL).CANCIÓN: MAL HERIDO. CANTA ALFREDO.


KARAOKE EN VIVO (CARNAVAL). CANCIÓN: BANDIDO. CANTA ALFREDO.


KARAOKE EN VIVO (CARNAVAL).CANCIÓN:"CARIÑO BONITO".CANTA ALFREDO.

LES DIRÉ QUE ME GUSTA MUCHO CANTAR VALSES CRIOLLOS PERUANOS. SOY UN CANTANTE AFICIONADO FORMADO EN EL GÉNERO CRIOLLO, LUEGO HE INTENTADO OTROS GÉNEROS Y HE APRENDIDO A CANTARLOS.


KARAOKE EN VIVO"CARNAVAL"-CANCIÓN"A MI MANERA".CANTA ALFREDO


KARAOKE EN VIVO (CARNAVAL) DE SABINA "MUJERES FATAL" CANTA ALFREDO.

ESTE ES UN TEMA MUY ROCKERO DE JOAQUÍN SABINA TAL VEZ EL MEJOR CANTAUTOR PARA MÍ Y ESTA VEZ LO CANTO CON GRAN AGRADO.


KARAOKE EN VIVO EN EL "CARNAVAL " - CANCIÓN: "SOMOS AMANTES" - CANTA ALFREDO.


sábado, 11 de febrero de 2012

MISCELÁNEA

- El colmo de un hincha de Alianza Lima es que al morir lo CREMEN.
- Pocos saben que la música criolla del Perú está emparentada con el viejo oeste norteamericano, la mejor prueba de ello es el vals criollo peruano,"Nube Gris".
- El himno de la Sociedad de Hematología es el vals criollo peruano,"Porfiria".
- Y el himno de la tercera edad es el vals criollo peruano "Así lo quieres tú", más exactamente "Asilo quieres tú".
(alfredo guerrón).