domingo, 22 de enero de 2012

CUENTO CORTO: INSTINTO ASESINO PARA DUMMIES (AUTOR: ALFREDO GUERRÓN)

Miguel fue criado en los valores humanos inmanentes. Ama al Señor, no seas egoísta, haz el bien, ama a tu prójimo. El era, lo que se dice, un pan de Dios. Fue un buen estudiante, porque el amor al saber le fue inculcado de familia y porque tenía claro que el esfuerzo de su madre tenía que ser correspondido, lo mínimo, con máximas notas.
Miguel también era un excelente amigo, y entre sus, muchas virtudes, estaba una que era rarísima en su ciudad natal, era abstemio. A pesar de haber nacido y vivido en una ciudad donde ser alcohólico era la consecuencia natural de ser entrenados desde pequeños en el culto reverencial a las bebidas espirituosas. En la ciudad, el tema de todos los encuentros era expresar entre los interlocutores que cada uno ya llevaba tomando (libando licor) varios días. Y la competencia se asemejaba a una subasta en la que febrilmente cada actor decía al otro: ya llevo tomando 3 días, y el otro respondía el reto, eso no es nada, yo llevo tomando 5 días. Era el típico juego sullanero de quien da más, en lo referente a los días de culto a Baco. El galardón a conseguir era adquirir la ansiada reputación de bebedor. Cualquiera hubiera dicho que se estaban disputando un premio Nóbel, pero no, al discutir en cada encuentro, lo que temían perder los viandantes, era el sendero de superación personal que los llevaría a graduarse de borrachos. Esto se transmitía en Sullana, en muchas familias de generación en degeneración.
Miguel se hizo ingeniero y trabajaba con tal honestidad que sus amigos le criticaban el ser tan estúpido, y le reclamaban, oye tú sí que te pasaste de honesto. Mientras todo el mundo se hace rico, le gritaban, tú vas a terminar siendo el llanero solitito. Pero él, seguía fiel a sus principios, tanto que, la verdad, se había quedado al inicio, no había avanzado mucho. En su casa, amaba a su esposa, adoraba a sus hijas y la infidelidad nunca se había cruzado por su mente. En suma (resta, multiplicación y división) era un hombre ejemplar.
Sus amigos lo tentaban, le ponían hembritas, y algunas de esas comadrejas, al ser desairadas por Miguel, terminaban diciendo, oye, creo que tu amigo es maricón.
Entre sus amigos creció la preocupación y decidieron que entre todos debían rescatarlo de la monotonía y la asfixia de la vida virtuosa. Y adoptaron la tremenda responsabilidad de adiestrarlo, de evangelizarlo en los principios básicos del Instinto Asesino. Hicieron un FODA rápido de Miguel para diagnosticarlo y se percataron que su fortaleza era además su tremenda debilidad, era demasiado honrado. La amenaza era que el mundo se lo iba a engullir y la oportunidad eran ellos, sus amigos, que lo salvarían del naufragio del desamparo. Debían enseñarle el Instinto Asesino que no es otra cosa que ser implacables a la hora de cobrar, no tener la más mínima conmiseración por el prójimo, subir en la escala social sin ningún tipo de miramientos, no creer en nada ni en nadie. Y los amigos de Miguel eran expertos en esos menesteres. Sus amigos empezaron con los sabios consejos de la calle. Mira cholo, le decían, a la gente cóbrales lo que desees. Pulséalos, pídeles más. Toda la gente es una mierda, dicen que no tienen para pagar, pero ajústalos nomás porque esos indios de mierda cagan plata, sácales su puta madre.
Otro consejo se lo dio Carlos. Escucha Miguel, le dijo, mi hermano es odontólogo y me dice, la gente confía en mí, yo los examino y les programo unas curaciones y si el cliente tiene pocos dientes con caries, pues se le pueden fabricar algunas oquedades, sino, ¿para qué se ha inventado la fresa? “Herrar” es humano (como dijo el herrero), se te puede ir la fresa de casualidad en unos dos o tres dientes y eso te reportará unos buenos dólares. Mi otro hermano, prosiguió Carlos, es médico, pero es un comerciante nato. Felizmente que es Neumólogo porque si fuera Oftalmólogo sucumbiría rápidamente al error de sacarte hasta los ojos. Mi hermano, el médico, le decía, es una biblia, debemos aprender de él, es un predador como debemos ser todos. Él es un tipo tranquilo, usa lentes a lo Lennon (para engañar al enemigo) pero cuando ve a un paciente, se transforma, alerta sus sentidos, lo huele, lo mira, lo desnuda, lo posee, desearía tocarlo para proclamarlo que es de su entera propiedad y jura defenderlo hasta con su propia vida, de los otros médicos, peores predadores que él y que pululan en la clínica donde trabaja para arrancharse a los sufridos y exprimirles hasta el último centavo de sus bolsillos y de sus seguros médicos. Esa es la realidad, carajo, reacciona Miguel. La vida no es de los valores cristianos y otras huevadas que nos vuelven idiotas y nos tiran en la vía pública para que la sociedad nos atropelle. Los tipos como mi hermano son triunfadores, defecan plata; los huevones como tú, acumulan riquezas en el cielo o sea nunca porque nada nos garantiza que haya cielo. Mejor asegúrate, fabrícate el cielo en la tierra, pero el de los caminos anchos, cómodos no importa que sean los de la perdición. La perdición, la perdición, con eso nos martillean los curas para manipularnos. La perdición no es otra cosa que la Felicidad, convéncete de una buena vez. Por si acaso, no es requisito ser pobretón para entrar a los aposentos de San Pedro. Aunque te parezca mentira, varios millonarios ya entraron al cielo. Las acerías Krupp, para tu información, como dijo Quino, ya pueden fabricar agujas por las que puede entrar un camello. Incluso compadre lo que dijo Jesús está fuera de época, ahora debió decir, “en verdad en verdad os digo que es mas fácil que se cargue a un elefante (ojalá que no se extingan los elefantes) con cuatro cabellos humanos que un rico entre al reino de los cielos”. Así la frase duraría un buen tiempo. En todo caso se les ha olvidado publicar un update de los evangelios.
César, otro de sus amigos, le dijo, mi tío es ingeniero, trabaja en un ministerio, su sueldo es una cagada, pero su ingreso decoroso lo constituyen las comisiones (10% del monto total, ésta es una ley que falta inscribirse en la Ley de leyes, la “Prostitución” Política del Perú) por las obras que adjudica a las compañías constructoras. Con eso se ha comprado un auto del año y está embelleciendo su casa. Además, esas comisiones provienen del dinero privado, no le estás robando al Estado. Y por último si le robaras al Estado, que no te pillen pues, no seas imbécil. Piensa que el Estado somos todos y si robas 100,000 dólares divididos entre 28 millones es una ridiculez. No se va a notar. Los escrúpulos te van a hundir. La conciencia ya pasó de moda.
El discurso de Fernando fue una clase maestra que finalmente logró la conversión de Miguel al culto al vil metal. El le dijo, Miguel, yo sé que tú tienes dos hijas. Hasta en eso eres pudoroso. Tú eres inteligente, tu esposa es brillante y la sociedad ganaría si ustedes hubieran procreado más hijos, que hubieran salido muy inteligentes por supuesto. Además tu apellido es decente, eres un Fajardo, no lo olvides. Pero tú pensaste, no, los hijos son una gran responsabilidad debo limitarme a tener dos. Pero y los indios de mierda? Los Quispe, los Mamani, los Condori están que se reproducen sin límites (por eso nos ganan las elecciones porque son más, hay como mierda de ésos). Son los sementales de pacotilla que poblarán al nuevo Perú y así lo cagarán para siempre. Al final el Perú va ser un gemelo de países cagones. Por ejemplo, tú, Miguel, pagas tu casa a plazos con el sudor de tu frente, pagas un colegio particular para tus hijas, la comida y los servicios te cuestan y el entretenimiento para tu familia lo tienes racionado. Eres un puto responsable. Y has merecido una felicitación por eso? Ni mierda. Mientras tanto los indígenas, se cagan en la nota, tienen como 15 hijos (creen que por docena es más barato), en varias mujeres (y siguen cagando los apellidos, sus mujeres apellidan Choquehuanca, Camacuari , un abuso, pobres hijos) roban luz eléctrica, roban agua, cagan a la intemperie, viven del programa gratuito del vaso de leche, tragan gratis en el comedor popular, tienen a su disposición la educación gratuita para sus hijos en colegios nacionales, institutos del estado, universidades nacionales, salud gratuita y todavía exigen (sí, EXIGEN, ¡que tal concha!) que les pongan servicios públicos gratis. Y a cambio de todo lo que reciben, esas joyitas de padres, no mueven un puto dedo, chupan (beben licor) todas las semanas, gozan como condenados.
Eso de la Inclusión Social es el discurso del despeñadero, el camino más corto para la ruina del pais, la masturbación de una masturba de sociólogos que se llenan los bolsillos y se proclaman recontra Verdes. Y nosotros creyendo que es por la Ecología, no, es por los dólares que se embolsican. Nosotros los ciudadanos responsables tenemos que cargar con esas sanguijuelas, pagando nuestros impuestos, con esos indígenas hijos de puta y su cochina descendencia. Miguel, por última vez, decídete, manda el mundo a la mierda y dedícate a lo más sano, haz billete. Si sigues asi, inmaculado, te vas hundir en la miseria. Por Dios, aprovecha las oportunidades.
Así, cada día Miguel recibía, religiosamente, la catequesis para convertirse en un hombre normal, para prescindir de la moral, la ética y tanta teoría estupidizante del hombre. En suma para no tener remordimientos, para prescindir de los sentimientos de culpa para siempre y para poder triunfar plenamente.
Y la charla de graduación se la dio Ricardo. Su amigo del alma. Un día le dijo, cholo, tú me conoces, yo soy abogado. Nunca he ejercido. Entre amigos yo acepto bromas como la pregunta que me hicieron la otra vez ¿Doctor, que le dijo el buitre a un abogado? Yo dije no sé y me respondieron, el buitre le dijo: Quien como tú que te los comes vivos. Te decía que mi primo que era coronel de la Policía me dijo un buen día hace tres años, tengo un negocio ciento por ciento seguro, hay que hacer una empresa con testaferros para ser proveedores de la Policía Nacional. Yo hice la empresa, pero, por si las moscas, no la puse a mi nombre. Y comencé a vender sin parar, muchos productos eran sobrevaluados, no por mí (porque no entendía la mecánica del negocio) sino por los Oficiales de Intendencia de la Policía Nacional que me decían, Doctor, suba los precios para poder repartir ese plus entre todos los que intervienen en la operación. Yo, cholo, aprendí y ahora puedo intervenir en licitaciones de varios millones de dólares. Asombrado, Miguel le pregunto, tú tienes esa cantidad? No cholo. Las pendejadas se aprenden y te sirven para llenarte de plata. Mira la cosa es así. Me piden 1,000 computadoras, a 1,500 dólares cada una, da 1 millón y medio de dólares (incluidos muertos y heridos, o sea las coimas). La licitación pública es amañada, yo la gano de todas maneras. Hago mi factura y voy al almacén general de la Policía Nacional. El jefe del almacén, un oficial, que ya está “conversado”, me pone el sello de “Recibido”. Pero ésto tiene un precio. El oficial me dice Doctorcito (como me jode que me diga Doctorcito, a mí todavía, que he crecido, que soy un grande, un triunfador. Y un oficialito habla y me disminuye, que mala suerte carajo) me he casado recién y en la tienda Morys de la avenida Arenales hemos escogido con mi esposa un juego de sala de cuero negro y un juego completo de comedor de cedro. Por favor Doctorcito (y dale con lo de doctorcito) me los lleva a mi dirección, su casa por supuesto. Con ese sello de ingreso a Almacén, voy a Caja y me dan el cheque por el millón y medio de dólares. Muchas veces me he sentido tentado, después de cobrar, a fugarme del país, pero no me detienen los escrúpulos, me detiene la razón. Si cometiera esa torpeza yo perdería más, estoy seguro. Con la plata de la misma Policía compro las computadoras, las entrego, pago las coimas, cobro mi parte y a celebrar. Como te habrás dado cuenta, incluso no necesito capital. Yo me di un plazo, que el anterior gobierno durara apenas 5 años más, y después de ese plazo me pararía para siempre. Nada, ni Dios podría tumbarme. Miguel escuchaba espantado. Pero, Ricardo cambio de voz y le dijo, pero mis cálculos fallaron y cayó Fujimori. Me dolió, Dios me dio la contra. Pero es bueno tener un adversario de su poderío (a cualquiera puedes vencerlo, pero vencer a Dios, es algo especial).
Me preparé para otra etapa de triunfador, me actualicé en mis estudios universitarios y ahora soy Juez (y Parte obviamente, ni cojudo) y te apuesto, Miguel, voy a ser el Presidente de la Corte Suprema, más temprano que tarde. O sea que voy a ser el vivo retrato de la Justicia en el Perú, cágate de la risa, la probidad hecha hombre. Voy a representar los valores, te das cuenta toda la vueltaza que he dado y la sociedad me va a nombrar prohombre. Y tú, huevón, te la pasas cultivando los valores y al final todos te van a hacer papilla, nadie te va a hacer un monumento. No tienes casa, no tienes carro pero dices a todo el mundo que tú si puedes dormir tranquilo. Y todavía me has dicho que los corruptos no pueden dormir en paz. Para tu desilusión, te diré que esos huevones duermen hasta más allá del mediodía.
Miguel sintió que, poco a poco, su cerebro se limpiaba de las impurezas y agradeció a Dios por tener esos amigos. Sintió en lo más profundo de su corazón ese sentimiento superior de rescate, de salvación. El dinero había entrado a su corazón y desde ese momento Miguel fue otro. Se había convertido, no moriría en la miseria.
Y quien iba a decirlo, el destino le ofreció la oportunidad que esperaba. Justamente, perdió su trabajo. Por lo que decidió iniciar una empresa y entre varias opciones decidió emprender un negocio de funeraria. Hizo muy buena plata desde el inicio, la visión de ganar contra todos los pronósticos lo guiaba como un lazarillo. Mientras que la gente lloraba la pérdida de un ser querido, el los hacía firmar papeles en blanco de contratos que los deudos ni siquiera leían ni comprendían por la desesperación del momento. Les decía, el servicio cuesta 3000 nuevos soles pero los añadidos, que nunca eran reclamados, muchas veces eran hasta un 50% más del monto inicial convenido. Miguel había aprendido el Instinto Asesino y la fortuna quiso que lo practicara con cadáveres. El Crimen Perfecto.

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