domingo, 22 de enero de 2012

BROMAS PARA NO OLVIDAR.

Voy a referirme a dos bromas que me tocó vivir.
La Primera Broma.
En la plaza de Armas de Sullana se acostumbra, no sé si hasta hoy, realizar una retreta los días sábados por la tarde, con la banda del cuartel del RCB 13 (Regimiento de Caballería Blindada Número 13). La retreta no es otra cosa que un show musical y eso alegra al pueblo. Recuerdo a los músicos que interpretaban el tambor y la trompeta. El que tocaba el tambor era un genio y el que tocaba trompeta también era muy bueno. Pues yo veía a unos muchachos un poco mayores que yo que se acercaban al que tocaba trompeta y misteriosamente éste dejaba de tocar y les decía que se vayan ( en realidad menos elegantemente, churres de m... lárguense ) y que no lo interrumpan. Yo veía a los muchachos de marras chupando un limón con sal. Y no entendía. Un día pregunté a un señor y me explicó. Resulta que para tocar trompeta no hay que salivar y la sola visión del limón con sal te hace salivar (le llaman reflejo condicionado), y los palomillas sabían de eso. Lo hacían adrede, por eso el trompetista no podía seguir tocando. Era increíble como en plena canción las trompetas repentinamente callaban y los muchachos se reían.
La Segunda Broma.
En la casa quinta de un amigo, Domingo Zapata, en la cuadra 6 de la calle Lima, me invitaron a presenciar un espectáculo en la vereda. Para que entiendan, debajo de la vereda había un canal tubular que conectaba la calzada (la pista) con la entrada de la quinta. Este canal servía para desaguar la lluvia de la quinta, pero estaba seco porque hacía muchos años que no llovía en Sullana. Estos bandidos hacían pasar un hilo de nylon transparente desde atrás de sus manos, luego lo pasaban por el canal y terminaba en la pista pero a la entradita del canal con un billete de 10 soles. Era un anzuelo para pescar la ambición de algún transeúnte. Era cómico ver como pasaba un señor cualquiera y veía el billete, no podía creer su suerte, y cuando iba a agarrarlo misteriosamente el billete desaparecía por el canal ( por supuesto jalado por mi amigo rápidamente y coordinadamente ). El señor se arrodillaba y nosotros le preguntábamos ( como sorprendidos ), qué pasa maestro, jovencitos se me ha caído un billete de 10 soles y se ha metido a este huequito. Préstenme una escoba. Y el señor se agachaba hasta mirar por el canal ( incluso no le importaba ensuciarse ) y veía el billete adentro al fondo (esa era la última tentación). Allí está mi plata exclamaba, y nosotros que aguantábamos la risa. Por favor decía ( ya preso de la desesperación ) préstenme un palo largo. Le alcanzábamos el palo y por supuesto mi amigo Domingo ya había recuperado el billete y lo tenía en sus manos, por si las moscas. El señor estaba como media hora hurgando el hueco con el palo hasta que se rendía y decía, que mala suerte como puedo haber perdido así mi plata. Su despedida era una súplica, jovencitos si lo encuentran,por favor jovencitos, guárdenme el billete de 10 soles. Y así algunas tardes de vacaciones caían en la trampa varias personas. Alguna señora nos mostraba su plata y nos trataba de convencer diciéndonos, jovencitos me falta un billete de 10 soles, yo he traído tanto y contaba sus billetes y nos decía, ven, me falta 10 soles. Todos nos reíamos, pero yo pensaba después cómo se transformaban las personas por el vil metal. Estábamos unas 3 horas y despues nos reuníamos a comentar los casos y nos desternillábamos de risa. Pero un día sucedió lo inesperado, pasaba un joven distraído y nos parecía que aparentemente no había reparado en nuestro billete anzuelo. Y de repente sin que nos diéramos cuenta pisó el billete, lo cogió y nos dijo, que suerte, me he encontrado un billete de 10 soles en este huequito del drenaje. Nos miró y se fue con el billete. Nos miramos y nos reímos de Domingo que era el que prestaba el billete. Desde ese día ya no tuvimos muchas ganas de seguir con la pesca de ambiciones y sobretodo Domingo puso como condición que otra persona arriesgara su plata.Lo cual no volvió a ocurrir.
(alfredo guerrón).

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