domingo, 2 de marzo de 2014

PARA SU AMABLE CONSIDERACIÓN



Pedro tomó la decisión, tal vez la más importante en aquellas circunstancias, y pensó, debo matarlo y con eso se solucionará todo. Es increíble, como es que uno  puede llegar a esos extremos. Él era un profesional respetado, con un hogar feliz, con algunos buenos amigos, sin vicios, culto y creyente. Pero la vida se le había acortado de pronto y decidió que era un deber sacar de circulación a ese desgraciado. Seguían sus cavilaciones… ¿como así una persona se decide a matar a otra  y no halla freno alguno para hacerlo?
El jefe de la empresa en la que Pedro trabajaba era un verdadero hijo de puta. Lo suficiente como para matarlo. Los dueños le habían dado a ese pastrulo todo el poder y sobre todo la confianza total para manejar la empresa y el tipo había construido en ella todo un imperio de corrupción que aparentemente nadie podía deshacer.
Contrataba a ineptos y les cobraba cupos. A todas las chicas las sometía a sus bajos instintos y a muchas las había obligado a abortar. Era un abusivo de lo peor. Y siempre se  mantenía firme en su puesto, no había quien lo tumbe.
Pedro llegó a  su casa, cenó y se fue al cuarto de estudios a escribir algunos apuntes. Estaba concentrado en sus temas y de pronto tocan a la puerta, abre y era su hijo Lucas que preguntaba si había visto las llaves del auto porque no las encontraba.
Pedro se distrajo y maldijo la interrupción y luego por temor biendijo, así no se puede escribir nada en casa.  A cada rato irrumpen en mis espacios y distraen. Por la putamadre, que salado que soy. Para terminar algo voy a tener que ir  un hotel.
Pedro le contó de sus planes a su esposa y ella le dijo, lo matas ¿y después qué? Él le contestó, lo mato pero de ocho tiros y, me disculparás por lo que te voy a decir, luego me suicido porque estoy desahuciado tú lo sabes, así de simple. Ella se estremeció porque desgraciadamente era un plan coherente.
Ay papi, te voy a extrañar. Pero ese hijo de puta merece que lo manden al infierno. Su esposa lo abrazó y le dijo, hemos tocado todas las puertas y nadie hace caso a nuestras denuncias. Tienes razón, solo queda matarlo para que no siga haciendo tanto daño.
Pedro, en los próximos días se compró una pistola CZ con cacerina de veinte balas como la mejor aliada para solucionar sus tormentos.
Él sabía disparar pero para estar seguro buscó ayuda en prácticas de tiro con un amigo que era policía de profesión. En algún momento del entrenamiento su amigo le preguntó, Pedro ¿a quién vas a matar? Pedro se puso nervioso y le dijo, a nadie, solo que la necesito para defenderme porque la violencia está cada día peor en Lima.
Sacó licencia para portar y usar armas y se dijo lo voy a matar a ese sabandija con todas las de la ley.
Regresó a su casa y cenó un caldo de gallina muy rico como lo preparaba solo su mujer. Le agradeció y le besó en la mejilla. Luego se fue al dormitorio de su hijo Lucas y al verlo le dijo, hijo tú sabes que tengo pocos meses de vida y tú sabes de sobra lo rata que es mi jefe. No hay nada ni nadie que le haga mella ni menos que lo rasguñe siquiera; así que no te asustes por lo que te voy a decir, lo voy a matar y luego me voy a suicidar, disculpa hijo. Lucas le dijo ¿Sí pá? ¿Estás seguro? Sí hijo.
Lucas, que sabía de todos los latrocinios del jefe de su padre, tragó saliva y le dijo, pá te voy a extrañar pero por lo menos tu muerte no será en vano.
Pasaron los días y urdió el plan. Pediría una cita con el jefe y ese sería el fin.
Pedro llevaría el arma en su saco y al estar frente al jefe. Sonó el celular. Por la puta madre, en esta casa nunca se puede pensar en un puto plan sin que algo o alguien se entrometa.
Pedro se fue a dormir y antes de cerrar los ojos se dijo, lo mataré este viernes. Ese maldito no llegará al sábado, ni se las huele. Serán ocho tiros porque debo asegurarme que no sobreviva.
El jueves llegó y Pedro acudió a trabajar como de costumbre. Y le hicieron saber que el jefe había cometido otro desfalco en la compañía. El jefecito es un ladrón de aquellos pero, sonrió, morirá en su ley, le robaré la vida y su puta sonrisa. Solo le quedan 24 horas más para robar a ese maldito.
La mañana y la tarde transcurrieron sin novedades.
El viernes por la mañana Pedro se acercó a su amada esposa para despedirse y le dio un beso de amor grande, muy grande. Ella le preguntó ¿estás seguro? Él le dijo, chola tú sabes que ya no tengo nada que perder. Ella lo besó y le dijo con los ojos vidriosos, estoy muy orgullosa de ti, recuerda que siempre te quise. Papi, te pido un último favor,  dos de esos ocho tiros, que nos has prometido van a atravesar a esa basura,  dispáralos en mi nombre.
Así será mi reina.
Luego Pedro fue al cuarto de Lucas y le dijo, hijo ya me voy. Su hijo se acercó a él, lo abrazó como nunca y con unas lágrimas le dijo, pá me dejas un gran recuerdo, que te vaya bien pero si en caso te desanimaras a última hora te voy a estar esperando sin ningún reproche porque tú eres un padre valiente y mi padre querido. Pedro sintió un nudo en la garganta de esos que se sienten cuando tu hijo se despide de ti casi como un ruego sabiendo que vas a matar a alguien y luego te vas a suicidar.
En ese momento tocaron la puerta del cuarto de estudios y su esposa le dijo, Pedro ha venido el Sr. Gutiérrez y desea hablar contigo sobre la compra del terreno. Ya reina, dile que ya salgo para atenderlo.
Por la puta madre en esta casa nunca se puede terminar nada en paz.
¡Ya¡ ¡A la mierda¡ Habrá que terminar esto de una buena vez antes de que no pueda terminarlo nunca... "Pedro fue a su trabajo, acribilló a su jefe con los ocho tiros prometidos y luego se suicidó".
“CUENTUS INTERRUPTUS” (CUENTO CORTO DEL BLOGGER ALFREDO GUERRÓN)

2 comentarios:

  1. Como en el canto, me parece que la pluma cambió de "tono" al finalizar el cuento. Trataré de ser claro, 1°. En tu tercer párrafo donde sostienes de que no hay quien lo tumbe, puedes poner una coma y decir "salvo el caso de que su corazón deje de latir por los problemas que le han detectado", al lector ya le queda eso en su cabeza. 2°. Sostienes de que las interrupciones en casa no son buenas, pues la del Sr. Gutiérrez no fue así, esta originó un cambio de parecer en el sentido de querer asesinar al jefe, entonces quedó complacido Lucas por tanto su madre también. 3°. Tras la primera sugerencia, se puede crear una trama, dejándole en claro al lector de que la justicia puede ser divina, como así ?, pues el exceso de trabajo que llevaba el jefe fue la causa de que su corazón dejara de latir, he ahí lo divino, hasta aquí nomas. Es cuestión de trabajarlo un poquito más el cuento, pienso que quedaría mejor. Esto, a título muy personal. Saludos.

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  2. Muchas gracias maestro me considero un escritor silvestre y no pulido

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