viernes, 2 de marzo de 2012

CUENTO CORTO:"EL BUEN LADRÓN" DEL BLOGGER ALFREDO.

Yo soy un ladrón y para mí a mucha honra (deshonra dice la gente). Ser ladrón no es fácil. La gente critica basada en juicios de valor que en estos tiempos de globalización no tienen sentido. Todos robamos, unos más que otros. Los obreros, los gerentes, los profesionales, los políticos, los banqueros, los padres, los hijos, los religiosos, los países. Estamos en la cultura del robo.
Los obreros no trabajan lo que debieran amparados en bajos salarios que a su vez, son el robo de los gerentes y de los dueños de las empresas. Los banqueros ni que decir, pueden robar a su regalado gusto y si se les descubre resulta de necesidad nacional rescatarlos y es deber patriótico no juzgarlos a causa de un interés supremo, mantener la indemnidad del sistema financiero. El robo perfecto. Bien lo decía Brecht.
Los padres roban el tiempo que les corresponde a los hijos y se justifican diciendo que los tiempos están difíciles y que es menester trabajar cada vez más. Las empresas roban el tiempo familiar, han invadido con los celulares, la internet ese espacio vital en que la familia se desarrollaba y que proveía de un mínimo equilibrio para la personalidad de sus integrantes. Las empresas justifican su robo diciendo que la competencia es salvaje y que los trabajadores deben estar plenamente identificados y dispuestos las 24 horas para colaborar. Los horarios resulta que ahora son defectos arcaicos que deben superarse en la hora actual para acceder al desarrollo que es otro robo. Los países se desarrollan cuando uno le roba al otro. Así que debemos prepararnos para robar.
También los padres se justifican diciendo que no interesa la cantidad de tiempo que les entregan a sus hijos, y dicen que lo que interesa es la calidad del tiempo que dan a su prole. En esa lógica, que es un robo descarado, se va a llegar al minuto semanal ofrendado de los padres para sus hijos pero un minuto completamente denso, completo, cabal, entero, casi con el peso gravitatorio de un agujero negro.
Y los religiosos roban nuestra libertad de creer en lo que deseamos libremente o no creer en nada que ya es creer. Nos infunden miedo, ergo nos roban la valentía.
Así que no se extrañen que yo tenga el orgullo de ser ladrón, pero no un simple ladrón, soy un predador y me considero un artista en este quehacer. Me despierto a las seis de la mañana desayuno algo frugal y luego busco a mis amigos con los que trabajo en equipo. Nos estacionamos en una esquina. Esperamos pacientemente. Soportamos las miradas de los que nos reconocen, nos da algo de vergüenza pero que le vamos a hacer, ese es nuestro trabajo. Ser ladrón no es fácil, la gente habla estupideces. Haber, quiero verlos que vengan a ganarse la vida robando a nuestro estilo y les aseguro que no sacarán ni para un pan. En cambio ellos roban más sutilmente en todos los demás ámbitos que les he mencionado. Nosotros debemos soportar el frío, el chantaje de los serenos, de la policía. A veces otros grupos ( ¿ puedo llamarlos colegas sin que se rían ? Se dan cuenta ni siquiera nos toman en serio) invaden nuestro territorio y es necesario aclarar muy virilmente con ellos los límites porque si no perdemos nuestro posicionamiento en este mercado, que varios años de esfuerzo nos ha costado.
Recuérdenlo ser ladrón no es fácil. Nosotros tratamos de no hacer daño, abordamos personas descuidadas, arrebatamos teléfonos celulares previa constatación de su valor para que sea rentable, monederos, carteras, bolsas de compras, aretes de oro. Muchas veces nos estafan, podría decirse, brilla como oro, se ve como oro, se luce como oro, la hace bonita a la chica, como el oro y cuando nuestro amigo reducidor le vierte el ácido para comprobar su nobleza resulta que no es oro. Trabajo por las puras. ¿Quién ha robado a quién?
Toda la mañana estamos analizando movimientos y tomando decisiones, manejamos un lenguaje no verbal casi perfecto, ademanes, silbidos. Y también nos desplazamos cuando se aparecen los policías y los serenos. Felizmente sabemos sus horarios de relevo y aprovechamos al máximo esas horas para trabajar libremente. A mediodía hacemos un alto para almorzar. Yo rezo antes de tomar mis alimentos y le agradezco a Dios porque provee para mis necesidades y las de mi familia. Yo soy responsable. El dinero que obtengo lo llevo para mis criaturas y a veces disfruto con algunas chicas un momento de relax sobretodo los sábados por la tarde. Nosotros los ladrones no tenemos seguro social, ni jubilación, ni vacaciones y así dicen que ¿es fácil ser ladrón? Un poco más de respeto. Creo que tengo la suficiente autoridad moral para reclamar un trato diferente.
Muchos de mis trabajos ocurren sin que la persona se dé cuenta, pero eso es arte y el arte no se aprende de la noche a la mañana. Es un acúmulo de experiencias, incorporación a tu personalidad de los consejos de tus padres, de tus profesores, en el sentido de que lo que hagas en tu vida házlo bien. Muchas veces he pensado que en varios de mis trabajos me han debido aplaudir y la gente ha maldecido. Es increíble. Yo soy un ladrón y reclamo consideración porque somos colegas todos, unos más que otros.
Después de almorzar un menú barato, salimos a trabajar nuevamente. Subimos a los medios de transporte masivo, analizamos las posibilidades de éxito. A veces me distrae algún culo formidable. Esa es otra de mis habilidades artísticas, una especie de radar localizador de culos, pero ¡ Qué culos ¡. Lamentablemente esta habilidad se convierte en defecto porque muchas colisiona con la concentración que exige mi serio trabajo de robar y muchas veces me ha hecho perder plata por quedarme embelesado con un trasero de orgía.
Alguna vez, cuando me ha ido mal o regular, le he pedido a Dios que me envíe un regalo y casi al final del día se ha aparecido un señor con una apariencia de jubilado saliendo del banco y con el bolsillo hinchado. Junto mis manos, cierro mis ojos, elevo mi rostro y le agradezco a mi Dios Todopoderoso. Lo seguimos a nuestro elegido y en el momento preciso lo abordamos y lo bolsiqueamos. Nos salva el día, lo cual agradezco muy sinceramente a nuestro Creador. Al fin Dios es un padre y los buenos padres como él perdonan y aún más, proveen.
Mi máximo héroe es Dimas, el buen ladrón, pero la verdad no quiero morirme tan rápido y menos crucificado. Dimas llevó a nuestra profesión a los niveles más inimaginables y eso se venera. ¿Qué si quiero que mis hijos sean ladrones como yo actúo o ladrones de otro tipo ? No lo sé. En todo caso los voy a apoyar para que sean los ladrones del tipo que deseen.
Yo les dije soy un ladrón y no me avergüenzo, y sobretodo soy un artista, actúo sin que nadie se dé cuenta. Incluso pude arrebatarles en este mensaje algunos minutos de su tiempo y recién lo notaron. Por eso digo que ser ladrón es mi vocación.

2 comentarios:

  1. Felicitaciones, Alfredo. Creo que has incursionado con el pie derecho en el cuento satírico. No solo alabo tu justeza de tiempo y palabra sino tu capacidad para hacernos reflexionar. Este es un rubro en el que,modestamente, te auguro futuro.

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  2. MUCHAS GRACIAS PEPE. TU ALIENTO ES MUY BIEN RECIBIDO, MÁS AÚB SI ES DE UN GRAN AMIGO. UN ABRAZO.

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