lunes, 30 de agosto de 2010

PRIMERA LECCIÓN TEÓRICA SOBRE KARAOKE. POR: ALFREDO GUERRÓN.

HOLA A TODOS LOS VISITANTES. DECIRLES QUE SOY UN AFICIONADO AL KARAOKE PERO QUE TENGO UN NIVEL INTERMEDIO PARA ESTE ARTE. DESEO INICIAR UNAS CLASES CON USTEDES.
EN PRIMER LUGAR "KARAOKE" ES UNA PALABRA JAPONESA QUE A SU VEZ ES UNA CONTRACCIÓN DE OTRAS DOS, "KARA" QUE SIGNIFICA "SIN" Y "OKESUTURA" QUE SIGNIFICA "ORQUESTA". POR LO CUAL, KARAOKE SIGNIFICA "SIN LA PRESENCIA FÍSICA DE UNA ORQUESTA".
DEBEN SABER OTROS TIPS:
1.- LO NECESARIO PARA PRACTICAR KARAOKE.
UN TELEVISOR, UN REPRODUCTOR DE DISCOS CON FUNCIÓN KARAOKE, ALGUNOS DISCOS DE KARAOKE, UN MICRÓFONO Y SI ES POSIBLE (ESTO NO ES INDISPENSABLE) UN HOME THEATER O UNA COLUMNA DE SONIDO. ESTO ÚLTIMO LO ESCRIBO PORQUE MUCHOS TELEVISORES TIENEN UN SONIDO PÉSIMO Y EN KARAOKE EL SONIDO ES IMPORTANTE.
2.- UN EQUIPO DE KARAOKE LO ES SOBRETODO PORQUE MANIPULA LOS TONOS DE UNA CANCIÓN. ES DECIR UN EQUIPO TIENE LA FUNCIÓN KARAOKE PORQUE PUEDE MANIPULAR LOS TONOS DE LAS CANCIONES ES DECIR PUEDE SUBIR MEDIOS TONOS (SOSTENIDOS) O PUEDE BAJAR MEDIOS TONOS (BEMOLES).
EL TONO DE UNA CANCIÓN SE PUEDE DEFINIR COMO EL GRADO EN QUE SE DESARROLLA UNA MELODÍA.
Y LA MELODÍA SE DEFINE COMO AQUELLA ESTRUCTURA ARMÓNICA MUSICAL POR LA QUE SE RECONOCE LA CANCIÓN AÚN SIN LETRA.
3.- UN EQUIPO DE KARAOKE DEBE LEER DIFERENTES FORMATOS DE DISCOS, VCD, DVD, MP3 Y AUDIO.
4.- PARA LOS PRINCIPIANTES ¿CUÁL ES LA SECUENCIA AL REPRODUCIR UN DISCO KARAOKE?: -AL COLOCAR UN DISCO DE KARAOKE EN EL REPRODUCTOR, APARECE EL VIDEO CON LA CANCION QUE SE ESCOJA.
-EL QUE VA A CANTAR POR LO MENOS DEBE SABER LA MELODÍA DE LA CANCIÓN. SI ES QUE NO LA SUPIERA, DEBE CONSEGUIR LA CANCIÓN INTERPRETADA POR EL CANTANTE Y PRACTICARLA.
-LA LETRA NO ES NECESARIO SABERLA PORQUE APARECE EN EL VIDEO E INCLUSO LA LETRA SE VA PINTANDO DE OTRO COLOR INDICANDO QUE TIENE QUE CANTAR SIGUIENDO ESA CADENCIA.
5.- TIPOS DE PISTAS MUSICALES.
LAS HAY DE VARIOS TIPOS:
- PROFESIONALES. SON AQUELLAS PISTAS IDÉNTICAS A LA DE LA CANCIÓN ORIGINAL. ES DECIR USTED CANTA UNA CANCIÓN DE ARJONA POR EJEMPLO CON EL MISMO ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL CON EL QUE ARJONA GRABÓ ESA CANCIÓN.
- MIDI. SON PISTAS HECHAS CON ÓRGANO O SINTETIZADORES.
- PISTAS CON GUÍA. SON PARA PRINCIPIANTES PORQUE EN EL ACOMPAÑAMIENTO SE ESCUCHA UN ÓRGANO QUE "CANTA" LA MELODÍA, ES DECIR TE GUÍA PARA CANTAR, LO MALO ES QUE OPACA TU VOZ.
6.- PARA EL KARAOKE TAMBIÉN SE NECESITA:
- INTERÉS.
-ENCONTRAR PLACER EN EL CANTO.
- RECORDAR QUE PARA CANTAR SE PUEDE APRENDER CADA VEZ QUE SE PRACTICA.
- EL MANIPULAR TONOS ES GENIAL PORQUE INCLUSO UN CANTANTE RONCO COMO YO PUEDE CANTAR CANCIONES DE CRISTIAN CASTRO, DE LUIS MIGUEL Y NO SE ESCUCHARÁ MAL.
7.- HAY UNOS EQUIPOS QUE SE PUBLICITAN COMO KARAOKES PERO LO QUE TIENEN ES ENTRADA PARA MICRÓFONO Y ESA NO ES LA FUNCIÓN KARAOKE (LEER MÁS ARRIBA SOBRE LA FUNCIÓN KARAOKE).
8.- PARA LOS AFICIONADOS DE PERÚ, YO RECOMIENDO LOS REPRODUCTORES MIRAY QUE VENDE HIRAOKA.
- TIENEN LA FUNCIÓN KARAOKE, SON BARATOS, LEEN DISCOS ORIGINALES Y DE LOS OTROS, LEEN USB, LEEN TARJETAS SD.
- TIENEN ENTRADAS PARA CINCO CANALES DE AUDIO Y ALGUNOS TIENEN INTERFASE HDMI PARA ALGUNOS TELEVISORES DIGITALES.
ESO ES TODO POR HOY.
ESPERO QUE LES SIRVA.

sábado, 28 de agosto de 2010

CANCIÓN KARAOKE N° 109: MUJERES.

CANCIÓN KARAOKE N° 108: LA SOLEDAD.

CANCIÓN KARAOKE N° 107: SEÑORA DE LAS 4 DÉCADAS.

CANCIÓN KARAOKE N° 107: SUBLIME MUJER.

CANCIÓN KARAOKE N° 106: SI TÚ ME AMARAS.

CANCIÓN KARAOKE N° 105: SENTIRME VIVO.

CANCIÓN KARAOKE N° 103: SECRETO DE AMOR.

CANCIÓN KARAOKE N° 102: REALMENTE NO ESTOY TAN SOLO.

CANCIÓN KARAOKE N° 101: MY WAY.

domingo, 8 de agosto de 2010

CUENTO Nº 11: CON EL SUDOR DE TU FRENTE. AUTOR: ALFREDO GUERRÓN.

A Felipe, era fácil encontrarlo, con su cara de circunstancias, sentado -casi con un horario fijo, mañana y noche- a la derecha del mostrador en la tienda de Don Alberto.
Vivía en la calle Ugarte en la ciudad de Sullana, una hermosa localidad del norte del Perú, apenas a una cuadra de aquella tienda. Era amigo de los hijos de Don Alberto, Wilmer y Miguel. Ellos lo habían recibido hace por lo menos 6 años como un habitúe que luego se transformó en parte del ornato de la fonda. Se diría que Felipe era una estatua que había cobrado vida. Los hijos de don Alberto aceptaron su presencia como la cuota de solidaridad con el prójimo que todos debemos pagar cada día. Felipe se sentaba a las 10 de la mañana y servía para conversar, para ayudar a que pasen las horas y para hacerles bromas a otros pasajeros de la tienda. Luego, a la una de la tarde se iba a almorzar, y tomaba la siesta de rigor. Yo debo tener sangre española decía, porque uno de los mejores inventos del mundo es la siesta. Te ayuda a reponer fuerzas del trajín de pensar, de vivir. En la noche regresaba a su puesto de centinela en el mostrador. Parecía un supervisor y los dueños lo aceptaban así.
Felipe había sido víctima de una broma bastante pesada por parte de Miguel, cuando recién comenzó a llegar a la tienda de Don Alberto. Miguel era un buen muchacho pero criollazo y pícaro. Un día Miguel estaba como burro en primavera después de ver a unas chiquillas en hot pants que - descaradamente le habían coqueteado y se habían dejado manosear para ganar algún regalo de su parte - habían ido a comprar chocolates y el falo le incomodaba, así que se lo acomodó para el costado izquierdo y se acordó que tenía el bolsillo agujereado en ese lado de su pantalón blue jean. Se acomodó el falo pétreo dentro de su bolsillo y hacia arriba, aprovechando el agujero. Y se le ocurrió una broma bastante cruel, para ello se mojó las manos con kerosene, artículo que él también vendía. Luego llegaron dos amigos de Manuel que ya sabían de la broma y esperaron a que venga algún incauto pero conocido. Y para su mala suerte se apareció Felipe. Miguel le dijo, Felipito, házme un favor, sácame de mi bolsillo izquierdo las llaves de la vitrina porque estoy con las manos con kerosene. Y Felipe obedeció. Introdujo su mano y agarró un ser viviente y lo soltó enseguida ante la risotada de los presentes. Y le dijo Miguel, no te juegues así, préstame el baño para lavarme.
Felipe no tenía oficio conocido, ni beneficio decían las señoras chismosas, que como todos sabemos son las notarios en los pueblos chicos. Las personas comenzaban a murmurar y le preguntaban a Felipe su horario de trabajo por incomodarlo pero con él no era. Sus amigos le aconsejaban, Felipe ya debes trabajar, tienes 28 años y debe ser incómodo pedir incluso la comida en tu propia casa si es que no trabajas. Felipe les decía, disculpen pero yo a ustedes no les pido nada porque se erizan. Por supuesto el primero de mayo lo veían y lo felicitaban, con un, Felipito déjame darte un abrazo sobretodo a ti, he venido de lejos solo para rendirte homenaje por el sudor que riegas y que sirve para fertilizar nuestros campos. Se escuchaban los discursos más creativos y propicios para la risa y para pasarla bien. Era la oportunidad para la chacota, la chanza. Y él, impertérrito, sonreía como burlándose de todos. Cuando habían huelgas le decían, Felipe, se han olvidado de asesorarse contigo, tú que eres el experto en esos menesteres por tu declarada huelga indefinida. Pero Felipe ni se inmutaba, hacía de cuenta que hablaban de otro.
Un día llegó a la tienda el rumor de que en la carretera a Querecotillo por la curva del cerro La Nariz del diablo, y a las tres de la madrugada, se había aparecido un fantasma de mujer a una pareja de enamorados. Los había asustado tremendamente pero después les había indicado un lugar para una excavación. Y al hacerla habían hallado unas joyas de oro que los sacó de pobres.
Ese día en la tienda a nadie le interesó el rumor excepto a Felipe. Lo escuchó atentamente y puso en práctica un plan. Consiguió dinero para contratar a un taxista y un miércoles a las 2 de la mañana decidió ir en busca de fortuna. Paró a un taxista y lo contrató para ir a ese sitio. El taxista lo vió con cara de gay, porque siempre llevaba parejas a ese lugar solitario y no a un hombre, y para aclarar el tema le dijo amigo, yo respeto las preferencias personales pero esa nota de arrumacos entre hombres no va conmigo. Felipe se sorprendió de la suspicacia y luego se río. A continuación le dijo al taxista, no, no pasa nada, solo quiero el servicio de taxi. Así que acordaron el precio por una carrera ida y vuelta, que no era poco porque el sitio quedaba a 15 kilómetros de Sullana y la hora era especial. Iniciaron el recorrido y después de unos minutos llegaron a la curva. El cerro La Nariz del Diablo no era tan alto pero al recordar su nombre se persignaron y lo vieron imponente. Felipe le dijo al taxista, espérame unos 15 minutos y luego me llevas de regreso. Se armó de valor porque era consciente de que él valía muy poco, y se adentró hacia la oscuridad. Sacó un rosario de su bolsillo y lo cogió con las dos manos. El viento ululaba glacial, la noche era lo suficientemente oscura para amedrentar a los valientes y Felipe no era propietario de esa virtud, así que sentía escalofríos por cada paso que daba. Y de pronto algo se movió entre unos arbustos y salió despedido. Se movieron las ramas y liberaron a una pareja de búhos que habían sido distraídos en su romance melánico. Alzaron vuelo y se perdieron. Felipe resopló y agarró fuertemente el rosario. Avanzó con más cautela, y en la oscuridad se imaginaba formas pero no había contacto. Continuó, tropezó con algo y cayó al suelo. Tocó a tientas y reconoció el esqueleto de algún animal o de un humano. No tuvo tiempo ni la valentía para disipar la duda. Sudaba frío y estaba a punto de rendirse. Se incorporó y caminó unos pasos y de pronto en el horizonte cercano que marcaba una hondonada vió un resplandor y vió elevarse una especie de sotana blanca que se paró frente a él como a unos diez metros. En la oscuridad de la capucha que dominaba la sotana le pareció ver a una mujer muy triste. Y de pronto escuchó: Feliiiiipeeeeee, a quéééé has veniiiiiido. Felipe antes de desmayarse tomó aliento y le dijo, Animita, anini mimita, quiero plata, dinero. Y el espectro, como son los de su especie, que todo lo saben, le dijo, Trabaaaaja Feliiiiipeeee.

CUENTO Nº 22: LOS ABUELOS DE LA NADA. AUTOR: ALFREDO GUERRÓN.

En el balneario de Asia, al sur de Lima en los veranos, aparecían como por encanto hermosas sirenitas, reinas madres y los galanes de todos los tiempos.
Las nenas que habíamos visto con indiferencia ahora irrumpían en la arena del Coliseo con su armadura de adolescentes. Y armadas con sus hormonas y sus feromonas lograban distraer a todos, chicos y grandes. Estabas leyendo el periódico y de pronto surgía en la pasarela triunfante una mujer esbelta y abusiva de apenas 14 años. Inevitable bajar el periódico, inevitable bajar las gafas, inevitable no bajar la guardia. Seguíamos la estela de aquella ninfa y en el camino los mancebos olisqueaban y despojaban con la imaginación hasta la más éxtima de sus prendas. Esas niñas eran una plaga. Contribuían al calentamiento total.
Cada año eran un nuevo descubrimiento, un comentario, ¿has visto a la hijita de María? ¡que increíble se ha puesto¡ ¿no? Se preguntaba alguien para obtener la solidaridad y no aparecer como el pedófilo solitario. Los más avezados comentaban, ha sacado el culo a su madre – que todavía está en algo – y en las tetas está por empatarla.
Los galanes de toda la vida se disputaban el cetro de los más “montaraces”, los sementales del estío, según ellos prácticamente todas las mujeres del balneario habían sido sometidas a su intercambio genético.
Hubo una vez una reunión en la que un galán comentaba que se había comido a casi todas las mujeres que estaban presentes. El tipo no creía en nadie, incluso hablaba de sus conquistas que ya estaban casadas. Prácticamente era una máquina de producir semen y de regarlo. Y por supuesto se floreaba diciendo que a todas las dejaba satisfechas. Yo pensaba que me hubiera gustado entrevistar a algunas de sus amantes y si ellas me corroboraban la capacidad amatoria del galán, no quedaba nada más que aplaudir. Pero lo más probable era que la fanfarronería era su modus vivendi. Algunos de los oyentes escuchaban serios y poco a poco se iban acomplejando, pues escuchaban al galán un tipo de 58 años que les espetaba “a esa chiquilla que está bailando, hace dos días le he metido dos polvos y la he dejado como un trapo”.
Yo escuchaba nomás y recordaba que hace poco habíamos ido a un karaoke con mi esposa y a eso de las once de la noche vimos entrar a dos galanes de esos, con 60 años a cuestas, cada uno con un hembrón, hermosísimas, unas verdaderas reinas. Y durante dos horas se dedicaron a tomar licor sobretodo ellos. Yo consideré un deber moral ineludible exponer un manifiesto ante mi esposa y le dije:” mami, disculpa pero si yo fuera uno de ellos, primero tendría un período previo de abstinencia sexual de por lo menos 15 días, haría caminatas y no tomaría ni una maldita gota de licor, en todo caso agua bendita. Que tal desperdicio. Estos patitas tienen a disposición unas reinas pero las chicas los van a tener que llevar en hombros y si van a un hotel con ellos solo van a oirlos roncar”. Por supuesto ellos al otro día van a decir que les metieron 1, 2, 3, 4.....( misma cuenta de boxeo) polvos. Mi esposa aceptó mi comentario y los lapidó, si esos viejitos no pueden ni con su alma y se meten con chiquillas. No les rinden.
Toda la noche escuchamos un solo discurso del “sementerio” andante. Hasta que alguno harto de las glorias de “éxtasis” del padrillo comentó, pero ¿a quién ha salido Pablo tan cacherazo?, porque su padre es súper tranquilo. Debe haber salido a su mamá. Por supuesto que las risotadas se escucharon a varios metros. Cuando vino Pablito de bailar con una hermosa doncella preguntó ¿a ver cuenten el chiste? Y alguien le contestó. Acaban de cagar a un pata fanfarronazo.
Con el paso de los almanaques, los galanes devinieron en testas cenizas y velocidad controlada. Un grupo de ellos no se casaron y cuando ya empezaban a cursar la tercera edad nos dimos cuenta todos que no habían dado frutos. Y surgió el nombre genial, nunca más exacto, nunca más oportuno, se les bautizó como Los Abuelos de la Nada.

miércoles, 4 de agosto de 2010

CUENTO CORTO Nº 31: RED CARD. AUTOR: ALFREDO GUERRÓN.

Disculpe señor pero no puedo aceptarle este billete. Daniel se desconcertó, estaba con la bolsa de víveres en la caja del súper mercado y le había tocado el turno de pagar. Tomó el billete de 100 soles que le había devuelto la señorita que atendía en la tienda y dejó la bolsa a un lado. Tomó el billete que le alcanzó la cajera, lo miró bien, lo revisó otra vez a trasluz, lo movió en un ángulo para ver el cambio de color y no vió nada raro. Insistió cortésmente y le dijo, señorita, pero si yo no le veo nada raro a mi billete. Pero la señorita ni siquiera se tomó la molestia de revisarlo de nuevo, simplemente le dijo, lo siento mucho, no puedo aceptarle este billete. Entonces Daniel se retiró y no pudo llevar los víveres que deseaba adquirir, se quedó con las ganas de ese paté con champiñones que le habían recomendado. Salió hacia su auto y se encaminó a su departamento, durante el recorrido se olvidó del incidente. Llegó, subió por el ascensor y en el tiempo fijado estuvo en el piso 14, su piso. Entró, estaba muy cansado y se sirvió un vaso de yogurt de durazno helado. Se sentó en la sala y encendió su Televisor de 42 pulgadas. Miró por la ventana y se sintió dueño de Lima, una vista impresionante dominaba su propiedad porque felizmente, solo se veían lugares decentes y no suburbios huachafos. Entonces pensó que sí se podía comprar trozos de felicidad, y que siendo muy caros, felizmente podía pagarlos. Seleccionó un canal de cable que susurraba música instrumental y resopló. Puta madre, donde mierda me habrán dado ese billete falso. Eso me pasa por no tener la costumbre de usar dinero de plástico. Se quedó dormido un rato en su sillón reclinable que invitaba al descanso por su mullidez y temperatura. Luego de dos horas se levantó, apagó su televisor y se fue a su cama. Se echó con su ropa puesta. Era soltero, tenía un gran trabajo, era Gerente de una compañía transnacional y su sueldo le permitía un departamento de lujo frente a un club de golf. Compartía su condominio con un gay famoso, con una diva de la televisión peruana en decadencia o con una diva en decadencia de la televisión peruana, con algunos políticos de lo peor (no hay de los otros), con varios empresarios de alcurnia y otros silvestres nomás.
Al día siguiente fue a desayunar al café de costumbre. Pidió un desayuno continental y un periódico en inglés. Después pagó con un billete de 200 soles y el mozo regresó y le dijo, Don Daniel lo sentimos pero este billete no pasa, es falso. ¿Qué? ¿Es falso? ¡No puede ser¡ ¿Lo han revisado bien? Sí Don Daniel, es falso. Pero no se preocupe, usted es nuestro cliente y nos puede firmar un vale y nos paga después. Más bien con una tarjeta de crédito se solucionaría el problema rápidamente. Pero Daniel le explicó, sabe, yo no uso tarjeta de crédito. El mozo no le creyó. Salió rumbo a su trabajo, encaró el tráfico infernal y finalmente llegó. La rutina de siempre. Su secretaria le entregó la agenda del día. Él le había pedido a Laura que no luzca escotes porque los espíritus demoníacos lascivos invadían su oficina y no lo dejaban concentrarse. Toda la oficina se empapelaba de tetas y así no se podía trabajar. Lo más importante era que tenía una reunión con unos empresarios españoles que estaban interesados en comprar la compañía. Media hora después el contador estaba exponiendo en la pizarra electrónica la evolución financiera de la empresa. Y los resultados eran bastante halagüeños. Los empresarios de shopping fingieron no estar impresionados (para no elevar las pretensiones de los vendedores) pero sonreían. Salieron a celebrar al restaurante de la playa que estaba en un espigón y permitía un olor salado. Por la tarde pidió permiso para irse a su casa a descansar porque se sentía con malestares musculares. Bajó al estacionamiento, subió a su auto y antes de pisar el acelerador, prendió la luz interior, sacó su billetera y revisó sus billetes, uno por uno, los olió, los jaló, los acarició con las yemas de los dedos para sentir la textura del dinero y se los pasó por las mejillas, para concluir, es dinero. Guardó sus billetes y emprendió la huida hacia su casa. En el camino se cruzó con un niño pobre de esos que esperan en los semáforos y limpian los parabrisas de los autos que se detienen. El niño con señas le avisó que iba a limpiarle el parabrisas de su auto, y Daniel desesperadamente le dijo que no (su auto era un BMW y temía que en vez de limpiarlo, el mozalbete, le raye el parabrisas), le avisó que se detenga y le alcanzó una moneda de 5 soles como propina. El niño agradeció. Acabó la luz de burdel e inició la senda. Pero, por una corazonada, avanzó unos 50 metros y se quedó mirando la escena por el espejo retrovisor. Entonces, vió que el niño pasó de la alegría a la preocupación, revisó con acuciosidad la moneda, llamó a otros niños de la calle, revisaron la moneda y se comenzaron a burlar. Era falsa. El niño miró hacia adelante y Daniel comenzó a acelerar. Por si acaso el niño mostró al conductor la mano derecha con el dedo mayor en posición vertical y los demás dedos cerrados y espetó el conchetumadre de rigor.
Daniel pensó, por la puta madre, y se preguntó, y ¿todo lo que he reunido de dinero en estos últimos años? y ¿qué de mis esfuerzos, de mis privaciones, de mis calificaciones, de mis ascensos, de mis triunfos? Todo mi dinero lo guardo en mi casa. Y ¿si alguien lo descubrió y poco a poco lo está cambiando por dinero falso?

Debí no creer en nada y creer en los bancos. 
Pensó y  una sonrisa negra se dibujó en su rostro, qué increíble, definitivamente no creer en nada es creer en los bancos.
Yo soy un hombre de este siglo y nunca me decidí a usar dinero plástico. Puta, en que lío me he metido.
La vida me ha estafado.
¿Quién me está desterrando, quién me condena a esta diáspora?
Debía tomar una decisión.
O el dinero o la familia, o la plata o los amigos, o el vil metal o los mejores recuerdos, o el sucio dinero o sus valores.
Y entonces se deslumbró, mandó todo a la mierda, fue a su departamento, no se despidió de nadie, cargó con todo el dinero que pudo en su auto e inició el éxodo a otra tierra para sacar adelante esa vocación escondida y que siempre tuvo, la de ser profeta.